. Chicos diferentes
El viernes comenzó una nueva temporada de la NBA. Bienvenida. No con tanto furor como antaño, cuando cada año se presentaba cargado de mitos con mil y una causas pendientes, pero no están los tiempos como para desdeñar la mejor constelación, baloncestística del planeta tierra. De acuerdo que los desafíos pendientes no son tantos ni de tanta enjundia como, por ejemplo, los años que sufrió Jordan hasta lograr el anillo, la eterna disputa entre Magic y Bird o el poder paladear como un tinto gran reserva los últimos ganchos de Kareem. Pero no por ello escasean los puntos de interés.El principal, y por un doble motivo, se encuentra en Chicago, donde el rey Michael prepara la recuperación del trono perdido. Jordan está dispuesto a cubrir los dos dedos vacíos que le quedan en su mano, y su primera noche, saldada con 42 puntos, es un índice significativo del interés con que se ha tomado su objetivo. Para ello, no ha dudado ni puesto inconviente alguno en contar en su tropa con Dennis Gusano Rodman, el jugador más estrafalario, imprevisible e inconsciente de la historia del deporte mundial, a la vez atleta sin par y reboteador portentoso, amen de agresor continuado e inmisericorde de Jordan durante los años gloriosos de los Bad Boys.
Viendo las excentricidades de Rodman, uno no puede poco menos que admirar a la NBA, sobre todo a los entrenadores que le han tenido a su cargo, por ser capaces de sacar provecho de un personaje como el Gusano. Imaginemos que en nuestro país hubiese un jugador de sus características, tanto deportivas como personales. Dudo mucho que ni siquiera hubiésemos llegado a tener noticias suyas. ¿Acaso algún técnico le hubiese aguantado sin mandarlo a la porra, en aras a la "necesaria disciplina" que debe reinar en un equipo? La historia de por aquí no está huérfana de casos donde el factor humano (o sea, la opinión personal del entrenador), ha dejado en el camino buenos jugadores, pero con caracteres difíciles.
Pues mira por donde en Estados Unidos han conseguido sacar rendimiento a un tipo como Rodman.
Probablemente está más que zumbado, te puede dejar tirado en cualquier momento, pero por encima de todo es un hombre capacitado para saltar a la cancha y hacer un buen trabajo. Y eso es lo que importa. Y no si se hace tatuajes o sale con Madonna. Desear buenos chicos no significa tener que anular a los malos. No estaría mal que esto se tuviese siempre presente a la hora de toparse con jugadores diferentes.
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