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Chirac augura dos años de sacrificios a los franceses para salir de la crisis

Enric González

Jacques Chirac anunció anoche a los franceses dos años de sacrificios y admitió que Francia sufría una grave crisis financiera. "La economía va bien, todo el problema es financiero", precisó, para calificar la reducción de los déficits públicos de "prioridad absoluta". El presidente reconoció que tanto él como su primer ministro, Alain Juppé, habían alcanzado altas cotas de impopularidad en menos de seis meses al frente de la república: "Habría que estar ciego para no percibir el descontento de los ciudadanos", dijo.

El presidente francés se sometió a una entrevista, retransmitida en directo desde el palacio del Elíseo por la televisión pública France 2, para intentar retomar las riendas de una situación política altamente deteriorada por los problemas del franco, las protestas sociales y los atentados terroristas. Al igual que la noche anterior, cuando terminó su reunión con el canciller alemán, Helmut Kohl, Chirac prometió que Francia y Alemania llegarían juntas a la Unión Económica y Monetaria y que no habría vacilaciones al respecto. Fue un mensaje dirigido especialmente a los mercados financieros, escépticos sobre las posibilidades francesas de reducir los déficits públicos tanto como exigen los criterios establecidos en Maastricht.Chirac, explicó que los sacrificios y la austeridad que deberían soportar los franceses durante los próximos dos años no tendría como único objetivo alcanzar la unión monetaria, "un objetivo deseable", sino sobre todo permitir un descenso, de los tipos de interés que, a su vez, redundaría en favor, de la creación de puestos trabajo. La reducción del desempleo y de, la marginación social, banderas de su campaña electoral, quedaron relegados a la prioridad del saneamiento de las finanzas públicas. "Es un círculo vicioso que debe cortarse por la parte del déficit, lo demás vendrá después", señaló.

Crisis de Gobierno

En cuanto a la muy pronosticada crisis de Gobierno, Chirac expresó su confianza en Alain Juppé. Matizó, sin embargo, que si éste le planteara el relevo de un grupo de ministros, "la cuestión sería considerada".Las declaraciones de Chirac en televisión se produjeron horas después de que se. diera a conocer, una nueva encuesta sobre la popularidad del presidente y de su primer ministro, con datos muy negativos. Tanto, en el caso de Chirac como el de Juppé, un 74% de los encuestados se declararon "decepcionados". Sólo un, 14% se dijeron "satisfechos" con la tarea del presidente, porcentaje reducido a un 12% en el caso del primer ministro.

La encuesta, realizada entre el 17 y el 23 de octubre por Ipsos para la revista Le Point, desveló un dato especialmente preocupante para Chirac y Juppé: la insatisfacción, lógicamente mayoritaria entre los votantes de izquierda y, menos, lógicamente, entre los votantes de la coalición giscardiana UDF, alcanzaba ya un 47% entre los propios votantes gaullistas. Ensayos nucleares, bandazos sobre Europa, confusión sobre Argelia, y la sensación de que el Gobierno permanece empantanado en las contradictorias promesas electorales del presidente, arrastrándose de una crisis a otra sin un objetivo concreto, marcan, según los sondeos, el mal arranque del septenio gaullista.

Las malas encuestas y el escepticismo parlamentario respecto a las posibilidades de resurrección de Juppé no parecen calmar la ansiedad del electorado ante problemas como el teriorismo y la inmigración ilegal.

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Chirac parece haber descartado de momento la posibilidad de llamar a un nuevo jefe del Gobierno y respalda a Alain Juppé. En el seno de la mayoría parlamentaria conservadora y entre el alto funcionariado gubernamental circulan varios nombres como posibles sucesores de Alain Juppé, entre ellos los de Philippe Séguin, Raymond Barre y Charles Pasqua.

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