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La instalación de un dispensario de metadona para toxicómanos, levanta la ira en Moratalaz

Elsa Fernández-Santos

Cada noche desde hace una semana -después de trabajar, dejar la cena preparada y acostar a los niños- unos mil vecinos, de Moratalaz salen a la calle y se manifiestancon un solo fin: impedir el traslado a unos barracones del distrito de un dispensario de metadona para toxicómanos. "No tenemos nada contra los drogadictos, pero éste no es el lugar adecuado", señala una vecina. La principal queja se centra en que, según los manifestantes, éste será el único centro de entrega de metadona de Madrid. "Cada distrito debería tener el suyo", sugieren.

Todas las noches, a las 21.00, la manifestación arranca del mismo punto: el número 82 de la calle del Pico de Artilleros, justo donde se hallan, semiabandonados, los viejos barracones que a partir de noviembre serán la nueva sede del dispensario de metadona de Moratalaz. El distrito cuenta con un centro de entrega de metadona -hay otro en Madrid, en la calle de Fúcar- desde hace 14 años. Está situado en un sótano de La Lonja, unas galerías semiescondidas y alejadas de las calles principales. Allí se dispensa la metadona (un sustitutivo de la heroína, menos dañino) a unos 400 toxicómanos, de lunes a viernes por la mañana. El Ayuntamiento decidió cambiar la ubicación del centro para mejorar sus instalaciones.Para los vecinos, el cambio supone poner en peligro su entorno. Cada noche, hombres y mujeres de todas las edades empiezan a salir de los portales para protestar durante más de una hora. La manifestación, que arranca con unas 500 personas, acaba reuniendo a un millar. En la cabeza, un hombre grita por un altavoz: "¡Venga, vamos a cantar nuestra canción!". Los vecinos contestan: "¿Queremos a todos los drogodependientes de Moratalaz? Sí. ¿Queremos a todos los drogodependientes de Madrid? No. Queremos pan, queremos vino, queremos al concejal colgado de un pino". Los gritos de la manifestación van desde "a Moratalaz no los traen porque este barrio es muy tranquilo" hasta "vecino, alerta, la droga está en tu puerta". "Está zona está llena de guarderías y colegios, y de verdad que no nos parece un lugar adecuado. Se acabará convirtiendo en una zona insegura llena de camellos", explica Eva Monfá, de la coordinadora de vecinos.

"Todo esto me parece terriblemente triste", señalaba anteanoche Jorge, un ingeniero industrial de 26 años, que parecía ser la única persona que paseaba por Moratalaz sin estar de acuerdo con las reivindicaciones vecinales.

"Me parece de una insolidaridad absoluta. Soy vecino de este barrio desde hace 20 años y alguien, tiene que hacerse cargo de esta gente [los toxicómanos], y si nos ha tocado a nosotros me parece bien. Anoche lo discutí con mi padre y creo que esto es una forma de medir nuestros propios valores. No nos podemos considerar el bien nosotros y el mal ellos. Todo esto es muy triste".

En la mañana de ayer, una veintena de drogadictos circulaban; aparentemente ajenos a la oposición vecinal que han despertado, por La Lonja, la actual sede del centro de metadona, para medicarse. "Son toxicómanos, pero no son gilipollas, y el rechazo social les afecta mucho", señala Gregorio Martín, el médico responsable del centro que se traslada.

"Los vecinos están mal informados, este centro no es el único en Madrid en el que se prescribe y dispensa metadona, y que yo sepa tampoco se va a convertir en el único en el futuro. ¡Pero si incluso hace poco se ha inaugurado un metabús! [un servicio móvil de la Comunidad que reparte metadona por los municipios de la región]".

Los vecinos aseguran que hasta que no logren su propósito seguirán manifestándose. "Un mes o un año, nos da igual".

El concejal del distrito, Isaac Ramos, afirmó ayer que, aunque entiende la protesta vecinal, "no se puede mirar para otro lado"

"La mayoría de los toxicómanos que toman metadona son enfermos en estado terminal que van, hacen sus tomas y se vuelven a sus casas. Los barracones, a diferencia de La Lonja, contarán con vigilancia policial para evitar que se queden por allí tumbados arruinando la zona. Si ocurriera eso aseguro a los vecinos que yo mismo cerraré el centro".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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