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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

ONU, futuro incierto

CON LAS arcas prácticamente vacías y con una más que acusada crisis de identidad, la ONU conmemora estos días en Nueva York el 50º aniversario de lo que fue su verdadera puesta de largo y acto de presentación en sociedad: la entrada en vigor de la Carta de las Naciones Unidas, aprobada cuatro meses antes en San Francisco por las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial. No es probable, sin embargo, que de una conmemoración concebida más como acto de relaciones públicas que como acontecimiento refundacional salga algún remedio eficaz para esos males.Los más de 160 jefes de Estado y de Gobierno presentes en la cita comnemorativa apenas tendrán tiempo de intercambiar opiniones y menos aún de tomar decisiones. Pero al menos el encuentro entre ellos debería servir para crear un clima capaz de vencer resistencias y de aunar criterios frente a los problemas más acuciantes. de la ONU, sin cuya solución su supervivencia está en peligro. Con sus claroscuros, él balance de cinco décadas de actividad de la Organización de Naciones Unidas es positivo. La ONU patrocinó con éxito toda una política de descolonización que llevó a continentes enteros a la independencia, y ha producido un torrente de ideas nuevas sobre el desarrollo político y social, sobre el ¡mpulso de la tecnología, sobre la conservación del media ambiente y sobre el mantenimiento de la paz global. Ciertamente, no fue capaz de impedir guerras tan mortíferas como las de Corea y Vietnam, pero la temida III Guerra Mundial no estalló gradas a su papel de intermediación entre enemigos irreconciliables durante las décadas de la guerra fría.

En la era poscomunista, la existencia de la ONU sigue siendo tan necesaria al menos como hace 50 años. Son momentos en que la debilidad, de la idea del multilateralismo, la exacerbación de nacionalismos y aislacionismos y la aparición de nuevas y cambiantes alianzas y frentes hostiles exigen más que nunca la existencia de una autoridad internacional con gran capacidad de intermediación y de pacificación. Hacia ese objetivo debería conducir esa gran reforma de la ONU que su actual secretario general, Butros-Gali, quería poner en marcha precisamente en la ocasión de su 50º aniversario.

Hoy parece claro que esa reforma no tendrá lugar. En Estados Unidos, cuya aportación económica, política y militar es vital para la ONU, la opinión hoy dominante hacia esa organización oscila entre la indiferencia Y la abierta hostilidad. Ello explica la falta de seriedad y la cicatería de Washington a la horade hacer frente a sus compromisos económicos con la ONU: su enorme deuda de 1.500 millones de dólares, junto a la de 2.500 millones de otros Estados, ha colocado a la organización al borde de la bancarrota y la parálisis.

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Poner sus finanzas al día. es el objetivo más urgente de la ONU. De ello depende su funcionamiento y el éxito de sus 19 misiones de paz actualmente desplegadas en el mundo con la participación de 62.500 cascos azules.

Es cierto que el factor económico sólo garantiza su supervivencia, pero sólo si, sobrevive podrá afrontar las reformas de estructura y de organización a que le obligan tanto el nuevo escenario internacional surgido tras la guerra fría como su propio gigantismo. La indispensable reforma de la ONU debe empezar por su único órgano verdaderamente ejecutivo: el Consejo de Seguridad. Está claro que la composición de este órgano, con Japón y Alemania fuera, no representa en absoluto a la ONU ni al mundo actual.

Pero, entretanto, la ONU no puede obviar por más tiempo la necesidad que tiene de racionalizarse, de acabar con proliferaciones absurdas y de reducir su macroburocracia. Más que los factores externos -falta de medios en relación con sus crecientes obligaciones-, son sus deficiencias internas -mala gestión, deficiente control del gasto y escasa transparencia- lo que puede fagocitar en gran medida el alma de una organización que no ha perdido su utilidad para la paz en el mundo.

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