"En cuanto vi la noticia en la 'tele', supe que eran ellos, los mismos que nos machacaron"
En la madrugada del 9 de septiembre, tres técnicos gallegos, encargados de instalar el escenario del cantante Alejandro Sanz en Arganda del Rey, fueron brutalmente agredidos por las mismas personas que mataron a David Martín él sábado pasado.
Uno de estos trabajadores, de 30 años, recordó ayer en conversación telefónica lo ocurrido. Antes de comenzar el relato, el hombre, que prefiere que no se publique su nombre -"ponga sólo que somos una empresa gallega"-, señaló sin titubeos: "Sé lo que me va a decir. En cuánto vi la noticia en la tele supe que eran ellos. No tengo la menor duda. Los que han matado a ese chico son los mismos que nos machacaron a nosotros. Eran los encargados de la seguridad de nuestro propio concierto".
Pregunta. ¿Qué ocurrió exactamente en la madrugada del 9 de septiembre?,
Respuesta. Eran las tres y fuimos a dar un paseo por el pueblo porque teníamos que hacer tiempo antes de ponernos a trabajar. Teníamos que instalar el escenano de madrugada. Nos acercamos a una cafetería y entonces un grupo de unos 10 o 15 chicos nos dijeron que no podíamos entrar. Sin que nos diera tiempo a replicar, nos tiraron al suelo y empezaron. a golpearnos sin descanso, nos machacaron. Uno de mis compañeros casi pierde un ojo, a otro le reventaron tres dientes, nos. rompieron los labios, la cara,....
P. ¿Por qué no denunciaron la paliza?
R. Nó hicimos la denuncia porque en el pueblo nos convencieron de que no valía la pena, que no serviría para nada. Allí les conoce todo el mundo. Les tienen miedo, pánico. El pueblo estácontrolado por ellos, les respetan porque les tienen miedo.
P. ¿Recuerda sus caras? ¿Destacaba alguno?
R. El cabecilla era uno pequeño y moreno. Un verdadero asesino, se le nota en la mirada.
P. ¿Iban armados?
R. No. El arma eran ellos. Son especialistas en artes marciales, ellos son armas en potencia.
P. ¿Llevaban símbolos de, algún tipo en la ropa?
R. Son fascistas, pero no llevaban nada especial. Sólo recuerdo que algunos tenían cintas en el pelo'. También tenían un emblema o algo así de una especie de peña taurina del pueblo.
P. ¿Les dijeron algo, les insultaron?
R. Ni abrieron la boca. Ni un insulto. Sólo golpes. Y lo peor de todo es que cuando nos fuimos del pueblo, ya subidos en el trailer de vuelta a casa, algunos de ellos se acercaron al camión y, entre risas, se despidieron. Nadie se puede imaginar la humillación que pasamos. Cuando llegué a mi casa mentí y dije que me había caído del escenario trabajando, no podía contar que eso me lo había hecho un grupo de chicos. Todavía no les he dicho la verdad porque me da mucha vergüenza. Pero lo peor de todo vino luego, cuando nos enteramos de, que aquellos tipos que nos habían machacado eran los encargados de la seguridad de nuestro, propio concierto. Por lo visto los habían contratado para involucrarlos en las fiesta! del pueblo y así evitar que fueran contra ellas. Una medida para tenerlos controlados, dicen.
P. ¿Y cómo se enteraron- de esta versión? -
R. Nos contaron muchas más cosas horribles, como que no era la primera vez que ocurría algo así. Que incluso les habían denunciado varia veces y que. nunca había servido para nada. Todo muy fuerte. Ahí está mezclado todo el mundo, es un asunto que me da mucho miedo.
P. ¿Por qué cree que les dieron la paliza?
R. ¿Por qué? Bueno..., sólo nos lo explicamos por nuestra forma de vestir, somos la típica gente de conciertos, con el pelo largo, chalecos... No sé. Yo llevaba un chaleco muy cantoso con la bandera de Estados Unidos. No les gustamos y punto. No hay razones, simplemente les molesto nuestra presencia. No es cierto que nos escucharan hablar en gallego, lo que sí es cierto es que nos siguieron durante mucho rato, nos dimos cuenta luego. Nos los habíamos cruzadovarias veces, pero esperaron hasta el momento oportuno.
P. ¿Cómo les trataron en el pueblo ?
R. Cuando se fueron nos llevaron a un centro de la Cruz Roja del pueblo, y luego, en ambulancia a un hospital de Madrid [el Gregorio Marañón, en concreto]. La policía fue muy amable con nosotros, aunque nos dijo que ya sabían quiénes eran. Todo el mundo lo sabía. Para ellos lo ocurrido no fue una sornresa
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