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John Major promete una quinta victoria electoral al clausurar el Congreso 'tory'

El primer ministro británico, John Major, volvió a erigirse ayer en árbitro del Partido Conservador, al que, en un discurso moderado y centrista, prometió una quinta victoria en las próximas elecciones generales. Una vez superadas las diferencias internas entre los tories, "debemos volcarnos en la gran batalla contra el laborismo", dijo Major en su intervención, que clausuraba ayer el congreso de su partido.

Las palabras del líder no arrancaron ovaciones encendidas de los delegados que le escuchaban desde el patio de butacas del edificio Winter Gardens, en Blackpool. Ni su negativa rotunda a una Europa federal ni la proclamación de su fe en la actual Constitución británica produjeron demasiado efecto en la audiencia."Hoy es viernes y 13", empezó diciendo Major, "y hoy os voy a decir cómo vamos a ganar un quinto mandato en este país. Por si hubiera algún supersticioso [viernes y 13 es en el mundo anglosajón el equivalente al martes y 13 en España], mencionaré que hoy es el cumpleaños de Margaret Thatcher y que ella ganó tres elecciones seguidas".

Era un adecuado recordatorio para iniciar un discurso en el que Major citó varios de los temas más queridos por la ex primera ministra. Dureza contra los delincuentes -en línea con lo ya ofrecido el día antes por el ministro del Interior, Michael Howard- y una difusa promesa de reducción de impuestos. "Si el Estado gasta demasiado, necesita mantener altos los impuestos. Durante la recesión, tuvimos que hacerlo así para proteger a los más vulnerables. Ahora que ya la hemos superado, en cuanto sea prudente, volveremos a bajar los impuestos".

Ya había dejado claro el primer ministro que sea quien sea el próximo vencedor en las urnas heredará un país de economía sólida y vigorosa. Razón de más para defender con uñas y dientes el número 10 de Downing Street, porque ese espectacular éxito "nos ha costado grandes esfuerzos, y no estoy dispuesto a regalárselo a nadie".

Ese "nadie" impreciso era, naturalmente, el nuevo laborismo, que por primera vez en 16 años amenaza seriamente el cetro conservador en el Reino Unido. Las encuestas mostraban ayer de nuevo el amplio margen (30 puntos) que el partido de Tony Blair les saca a los actuales, inquilinos de Downing Street.

Refiriéndose a las que denominó promesas antagónicas del laborismo, dijo Major: "Parece que acaban de leer 1984, de George OrweIl, y se empeñan en defender objetivos contrapuestos". Por ejemplo, dijo el líder conservador, "apoyan el pleno empleo y al mismo tiempo la implantación de un salario mínimo que destruiría empleos".

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La promesa de reforma constitucional laborista con la implantación de parlamentos autónomos en Escocia y País, de Gales mereció severas críticas por parte, del líder tory. Sin negar la identidad nacional de ambas, Major se negó a aceptar parlamentos independientes, alegando para ello razones ideológicas.

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