Los conservadores británicos giran a la derecha en el congreso de Blackpool
Los tories dieron ayer, en la tercera jornada de su congreso anual, un decidido giro a la derecha, en busca de las raíces thatcheristas. Primero intervino el ministro del Interior, Michael Howard, prometiendo hasta la cadena perpetua para los delincuentes reincidentes. Después, el ministro de Economía, Kenneth Clarke, anunció una posible reducción de impuestos y un próximo presupuesto "claramente tory ", pensado para las clases medias. El congreso dedicó una ovación espectacular a Margaret Thatcher.
Howard invocó la necesidad de un rearme de la sociedad frente a la delincuencia organizada."Para empezar", dijo el ministro, "hay que acabar con la reducción de las sentencias". "Cinco años tienen que ser cinco años", precisó, arrancando estruendosos aplausos del auditorio. El ministro tiene medio preparado ya un borrador de ley penal destinado a "enviar un claro y disuasorio mensaje a los delincuentes".Pero la perspectiva de endurecer las condenas de los presos tiene serios inconvenientes, que el propio partido tory ha evaluado ya. La aplicación de la propuesta supondría cárceles más pobladas y más gasto para el contribuyente.
No obstante, fue la intervención sobre política económica, a cargo del canciller del Exchequer, Kenneth Clarke, la que mereció la presencia en Blackpool de la ex primera ministra Margaret Thatcher. Los aplausos fueron intensos y prolongados, excepto en el caso del viceprimer ministro Michael Heseltine, que se limitó a aplaudir con los dedos.
John Major y el presidente de los tories, Brian Mawhinney, flanqueaban sonrientes a la vieja dama, que recibió casi emocionada una anticipada felicitación por su cumpleaños, que celebra hoy.
Desde su sitio destacado en la tribuna, la ex líder conservadora escuchó encantada a un Kenneth Clarke decidido, por fin, a anunciar un eventual recorte de impuestos en el presupuesto de 1996.
Era un mal día para Clarke. Se hizo público el mayor aumento de la inflación -hasta el 3,9%- desde 1992. Pero el canciller no se dejó afectar por las cifras y prometió un presupuesto especialmente pensado para la "Inglaterra media", que hizo también extensivo a "Escocia, Gales y el Ulster".
El listón de intervenciones, en la mejor tradición de las esencias conservadoras, ha quedado tan alto que el primer ministro, John Major, que cierra hoy el congreso, tendrá que recurrir a su mejor oratoria para superarlas.
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