Una victoria sin vencidos

Achacar el origen de los males políticos de hoy a las imperfecciones de la transición llevada a cabo hace dos décadas es una manera perversa de desviar las responsabilidades políticas que atañen al presente. Ésa fue ayer una de las reflexiones de los herederos de Torcuato Fernández-Miranda, un hombre que sirvió con inteligencia y lealtad a la voluntad democratizadora del Rey. Alfonso Fernández-Miranda, sobrino del ex presidente de las Cortes y, junto a Pilar Fernández-Miranda, hija del fallecido asesor del Rey, coautor del libro Lo que, el Rey me ha pedido (Plaza & Janés), lo expresó con lenguaje sutil e incisivo: "El lamento desnudo, como la rebeldía sin causa, no tienen valor en política. En la política, cada pena, como, cada gloria, tienen un padre". José María Aznar, presidente del Partido Popular, le aplaudió con prontitud, pero con sosiego, en la abarrotada sala de columnas del Palacio del Congreso.Entre el público, más de 400 personas, se encontraban numerosos diputados del PP, entre ellos Enrique Fernández-Miranda, hijo del ex presidente de las Cortes, así como Miguel Primo de Rivera, miembro del extinto Consejo del Reino. Enrique Múgica y José María Mohedano fueron la única representación de, los socialistas. El ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo ocupó un lugar relevante. Adolfo Suárez estuvo ausente.

Pero Landelino Lavilla, ministro de Justicia en el primer Gabinete de Adolfo Suárez y ex presidente de las Cortes, se apresuró en su presentación del libro a resaltar la labor de Suárez junto al papel desempeñado por Fernández-Miranda. Lavilla que presentó a Fernández- Miranda como un e¡emplo de simbiosis entre hombre de pensamiento y hombre de acción, resaltó que el protagonismo de la transición corresponde a un nosotros, y de ninguna manera a un yo individual.

Pilar Fernández-Miranda, que agradeció al marqués de Mondéjar el prólogo del libro Lo que el Rey me ha pedido señaló que una de las aportaciones de la obra es mostrar que la voluntad democratizadora de don Juan Carlos "viene de mucho más atrás de lo que se creía, y fue de una gran firmeza" frente a todos cuantos obstaculizaban una transición pacífica a la democracia. Las otras enseñanzas, a su juicio, de esta obra, que repasa la labor de Torcuato Fernández-Miranda entre noviembre de. 1975 y noviembre de 1976, es que la ley de reforma política, que esbozó de su puño y letra, abrió la vía para que las libertades se implantaran "sin vencedores ni vencidos".