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LOS PAPELES DEL CESID Y EL "CASO GAL"

Planchuelo dice que Barrionuevo le prometió que González gestionaba su salida de prisión

El comisario general Miguel Planchuelo, ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao, afirmó ayer en el Tribunal Supremo que el ex ministro del Interior José Barrionuevo lo visitó en repetidas ocasiones en la prisión de Guadalajara, donde le prometió que el Gobierno estaba haciendo gestiones ante los tribunales para conseguir que saliese de la cárcel y que incluso Felipe González estaba "moviendo los palillos" para dar una salida al asunto, pero que, mientras tanto, guardase silencio sobre el caso GAL, según informaron abogados que asistieron a su declaración.

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Planchuelo explicó que se decidió a contar todo lo que sabia al juez Baltasar Garzón cuando se convenció de que iba a seguir en prisión y de que todas las promesas que le habían hecho para que permaneciese callado no tenían visos de realidad.El policía pensó que podía ocurrirle lo mismo que a sus antiguos subordinados los ex agentes José Amedo y Michel Domínguez -condenados a 108 años de cárcel, aunque sólo han permanecido seis en prisión- y decidió que en ese viaje no iba a ir solo. únicamente comunicó su decisión al que fue su superior jerárquico Julián Sancristóbal, que permanecía con él en la cárcel de Guadalajara en prisión preventiva.

Compensación económica

El comisario general, ex máximo responsable de la policía en Bilbao y Salamanca, declaró ante el juez Eduardo Moner que el ex ministro Barrionuevo iba a visitarle todas las semanas a la prisión para darle ánimos y pedirle que guardase silencio. A cambio, le ofreció una compensación económica que no llegó a cuantificar, poco antes (te que se decidiese a contar lo ocurrido con el secuestro de Segundo Marey a Garzón.

Barrionuevo le decía, según declaró ayer, que Vera, Sancristóbal y él mismo iban a aparecer en televisión asumiendo su responsabilidad en los hechos, para forzar a Felipe González a apoyarles y buscar una salida jurídica para todos. Según el ex ministro, el problema se iba a solucionar en un plazo muy breve y con un final feliz.

Sin embargo, a la vista de que pasaba el tiempo, él seguía en prisión y Barrionuevo no asumía sus responsabilidades, el pasado 15 de julio, decidió confesar voluntariamente ante Garzón. A su declaración siguieron las de Álvarez, Sancristóbal y García Damborenea.

El coronel Juan Alberto Perote, ex jefe de la Agrupación Operativa del Cesid, y José Ramón Goñi Tirapu, ex gobernador civil de Guipuzcoa, visitaron a Planchuelo en la prisión (le Guadalajara, sin embargo, éste precisó que habían ido a ver a Julián Sancristóbal y que aprovechando el viaje, le saludaron, aunque no tenían relación de amistad con él.

El comisario, que ha sido máximo responsable policial en Bilbao y en Salamanca, siguió en su declaración los pasos marcados el miércoles por su ex superior jerárquico, Francisco Álvarez. Si Álvarez afirmó que sentía un "cariño entrañable" por Barrionuevo y Vera, aunque ello no le impedía contar la verdad del secuestro de Marey, Planchuelo no le anduvo a la zaga. Aseguró que le tiene un "gran cariño" a Barrionuevo y que siente gran respeto por él, aunque precisó que, si no hubiera dado la orden de secuestrar a Marey, el secuestro no se hubiera producido.

El ex jefe superior de Bilbao declaró al juez Moner su convencimiento de que los GAL fueron una iniciativa del Gobierno y de que todas las Fuerzas de Seguridad del Estado que actuaban en el País Vasco estaban al corriente de lo que estaba pasando y sus mandos de acuerdo en actuar en el sur de Francia contra ETA. Agregó que tiene la constancia de que en el caso GAL nadie hubiera movido un dedo sin la aprobación del Ejecutivo.

Cese automático

Planchuelo indicó al juez que, de todas formas, si los policías se hubieran negado a participar en el secuestro de Marey, habrían sido cesados de forma automática y habrían sido destinados fuera de Bilbao.

El comisario ratificó su declaración ante Garzón y confirmó todos los extremos relativos al secuestro de Marey. Planchuelo contó lo ocurrido en la Jefatura de Policía de Bilbao la noche del 4 de diciembre de 1983, cuando se produjo el secuestro. El policía indicó que estaba presente cuando Sancristóbal y Planchuelo, entonces gobernador de Vizcaya y jefe superior de Policía de Bilbao respectivamente, recibieron la llamada de Rafael Vera, en la que les indicaba que había habido un error en el secuestrado, que no era el etarra Mikel Lujua, sino un desconocido llamado Segundo Marey.

Indicó que llamaron a Ricardo García Damborenea, y que, por un teléfono rojo que había en la Jefatura Superior y era conocido como el Ericson, llamaron al ministro Barrionuevo. Este teléfono requería una marcación de tres cifras únicamente y el ministro tenía una terminal en su despacho y otra en su domicilio. Sancristóbal le dijo al ministro, según Planchuelo, que el secuestrado era un viejo y que Álvarez y él eran partidarios de soltarle, a lo que Barrionuevo les replicó que lo retuvieran varios días para presionar a los franceses.

Días después, Sancristóbal volvió a llamar al ministro y le dijo que habían pensado que había que soltar a Marey, a lo que el ministro accedió.

Planchuelo está procesado por delitos de pertenencia a banda armada, malversación, proposición para el asesinato, detención ilegal, seis asesinatos frustrados y lesiones.

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