México devolverá la semana próxima 700 millones de dólares a Estados Unidos

El Gobierno mexicano reaccionó ayer en dos frentes para tratar de detener el creciente deterioro de sus mercados financieros, que amenazan con hacer descarrilar la recuperación del país tras el desastre de la devaluación del peso en diciembre pasado. El secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, compareció temprano ante la prensa para tratar de minimizar las pérdidas del peso en los últimos días, mientras el presidente Ernesto Zedillo telefoneaba a su homólogo estadounidense.El mandatario mexicano anunció a Bill Clinton que México está en condiciones de devolver a EEUU los primeros 700 millones de dólares del paquete de 20.000 millones que la Casa, Blanca le concedió para salvarle de la bancarrota en enero pasado.

El calculado esfuerzo del Ejecutivo de Zedillo rindió frutos inmediatamente, aunque no con la intensidad que las autoridades mexicanas hubiesen deseado. La Bolsa, que en quince días ha acumulado unas pérdidas de casi el 12%, reaccionó con vigor y cerró con una subida del 3,5%. El peso, sin embargo, se mantuvo débil, y acabó el día a 6,54 frente al dólar, ligeramente por arriba de su cotización del día anterior.

La decisión de devolver de forma anticipada 700 millones de dólares a EEUU no ha resultado fácil para México, que según lo pactado no tenía porque efectuar desembolso alguno hasta principios de noviembre. La decisión de Zedillo se ha producido tras una serie de presiones de EEUU, que necesitaba un gesto de este tipo antes de la visita del presidente mexicano a Washington la semana que viene.

Aplacar críticas

La Casa Blanca trata así de aplacar a los críticos de la ayuda a México, un vociferante grupo de legisladores republicanos con el senador Alphonse D'Amato a la cabeza, cuyo principal argumento es que el vecino del sur nunca devolverá el dinero.La semana pasada, el diario estadounidense The Washington Post aseguró que México planeaba devolver anticipadamente 1.000 millones de dólares durante la visita de Zedillo. La información causó escozor en la Administración mexicana. México no planeaba hacer pago anticipado alguno y las informaciones al respecto sólo buscaban presionar en este sentido, según fuentes oficiales. Al final, el Gobierno ha cedido, aunque la cifra se rebajó hasta los 700 millones, desde los 1.000 que planteaba Washington.

La resistencia de México, cuyas reservas de divisas actuales le permiten hacer frente a este prepago sin agobio alguno, se explica sólo por la extremada precaución de que hace gala ahora la Secretaría de Hacienda.