La Bolsa de México continuó ayer su caída en picado con una pérdida del 4,18%
La estabilidad financiera de México, siempre frágil desde la devaluación de diciembre pasado, se deshilacha a ojos vista. La Bolsa se hundió ayer un 4,19% y el peso perdió de nuevo más de un 1,5% frente al dólar en una sola sesión sin que el Gobierno, que la semana pasada atribula las turbulencias a Ios ajustes propios de fin de mes", lograse articular una nueva explicación. Las monedas europeas más vulnerables, entre ellas la peseta, y sus mercados de deuda avanzaron ayer apoyadas en la mayor estabilidad del dólar y en el renovado compromiso de los Quince para cumplir los criterios y el calendario de la unión monetaria.
El Ejecutivo de Ernesto Zedillo, debilitado por los múltiples frentes políticos que tiene abiertos, se limitó ayer a observar, "con preocupación obvia", según una fuente oficial, el desarrollo de los acontecimientos. "México", en opinión de analistas financieros, "es una nave sin rumbo".El equipo económico de Ernesto Zedillo se está quedando sin cartas en la manga. A raíz del rebrote de la inestabilidad la semana pasada, las autoridades financieras mexicanas jugaron todas sus bazas para tratar de detener lo que parecía inevitable: la huida de la inversión extranjera de la Bolsa, asustada por el cada vez más enrarecido clima social y político de México, y el deterioro del peso frente al dólar tras varios meses de aparente estabilidad.
En medio del nerviosismo, más de 2.000 millones de dólares han abandonado el país en las dos últimas semanas. De continuar este desangre de divisas, Ernesto Zedillose, tendrá que enfrentar a un dilema que ha procurado evitar: suavizar el ajuste.
Numerosas voces, tanto de la patronal como de los sindicatos, están pidiendo que se replantée el riguroso programa de ajuste adoptado tras la devaluación con las bendiciones de Washington y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha garantizado la solvencia del Gobierno, pero que ha hundido el poder de compra y de consumo de los mexicanos.
La Bolsa de Madrid, por su parte, quedó al margen de las subidas de los mercados europeos y cerró con una pérdida del 0,47%, arrastrada por la caída de Wall Street. La peseta se apreció 10 céntimos hasta las 86,20 unidades por marco. La deuda fue el mercado que más se benefició de la mayor calma, ayudada por las subidas de los bonos en EE UU, donde se publicaron nuevos datos que reflejan un crecimiento más lento de lo esperado y una inflación bajo control, lo que aumenta el atractivo de la renta fija. Los precios de la deuda española subieron y sus rentabilidades, en consecuencia, bajaron hasta el 10,80%, en el caso del bono a 10 años, lejos del 10,92% del viernes. La recuperación, también, de los bonos alemanes impidió estrechar el diferencial, con Alemania que se mantuvo estable en 4,30 puntos porcentuales.
El dólar cotizó firmemente en tomo a los 1,43 marcos y 100,60 yenes (1,42 y 99,05, respectivamente, el viernes pasado). Ello a pesar de los datos sobre la lenta recuperación de la economía estadounidense, que deberían restar atractivo a los activos denominados en la moneda estadounidense. La firmeza del dólar se debe al incierto resultado de la reunión que los Siete (EE UU, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá) celebran este fin de semana en Washington, paralelamente a la asamblea del FMI y el Banco Mundial. Las siete economías más ricas del mundo podrían acordar nuevas intervenciones en apoyo de la divisa estadounidense.
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