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El fiscal de Milán revela conexiones entre Bettino Craxi y Forza Italia

Bettino Craxi impulsa por teléfono desde Hammameth algunos de los escandaletes con los que la prensa afín a Silvio Berlusconi trata de desprestigiar a la magistratura, y corrige con su puño y letra el programa de Forza Italia. El jefe de prensa de los diputados de Berlusconi envía por fax al ex líder socialista noticias previas sobre iniciativas parlamentarias de la derecha. Verónica Larios, esposa de Berlusconi, y Anna, la de Cráxi, se cuentan por teléfono sus cuitas, mientras Silvio informa a Yasir Arafat de los males de su amigo exiliado en Túnez.

"Bettino Craxi es un mentiroso y un delincuente redomado", clamó en la Audiencia de Milán el fiscal Paolo lelo, tras presentar, el pasado viernes, documentos e interceptaciones telefónicas que demuestran esas conexiones entre Craxi y Forza Italia."Es un ataque político lleno de falsedades", replica el acusado desde su residencia tunecina. "No existe ninguna relación entre Craxi y Forza Italia", proclaman los portavoces de Silvio Berlusconi.

El jefe de prensa del magnate italiano que mandaba los fax a Hammameth ha sido destituido, pero no por ello deja de crecer la polémica en dos direcciones: una, de rebote, contra la magistratura, dado que el contenido de los documentos requisados en una oficina residual de las disueltas juventudes socialistas y las interceptaciones del teléfono de Craxi es absolutamente ajeno al tema del proceso por el pago de comisiones ilegales para la construcción del metro de Milán en el que el fiscal lelo presenta estas pruebas.

Pero esto no resta alcance al otro efecto de la ola, al impacto político de unas revelaciones temibles para Berlusconi. Pocas cosas pueden perjudicarle tanto en términos electorales como la impresión de que su amigo Craxi, símbolo de la corrupción italiana, se mueve entre los bastidores de Forza Italia.

Los aliados de Alianza Nacional acusan el golpe. "Es correcto preguntar cómo han sido obtenidas las grabaciones telefónicas, pero también hay que interrogarse sobre su contenido", comenta Ignazio La Russa, uno de los colaboradores del líder, Glanfranco Fini, quien sentencia: "Es simplemente vergonzoso que alguno pueda dar juego a Craxi para organizar maniobras orientadas a desprestigiar a lo magistrados milaneses".

El comentario resume un distancia difícil de colmar frente a un Berlusconi que cada vez parece en peores condiciones de volver a hacer frente a las urnas. Problemas no faltan tampoco en el seno de una izquierda progresivamente polémica con el liderazgo de Massimo D'Alema.

Todo ello tiende a alejar la perspectiva de elecciones y amplía el campo para estrategias alternativas, como la de Marc Pannella, que ayer abandonó el hospital tras haber pasado 11 días de huelga de hambre y 6 días sin beber nada.

Pannella protesta porque la televisión ha dado escasa publicidad a una veintena de referendos que promueve con escaso éxito. Su protesta interviene como un factor adicional de división de la derecha, ya que ni Alianza Nacional ni Forza Italia comparten su entusiasmo sobre la ampliación del aborto o la legalización de las drogas.

[Un juez decidió ayer retrasar hasta el 4 de octubre la vista para decidir si el ex primer ministro Berlusconi debe comparecer ante un tribunal por presunta corrupción, informa Reuter. El grupo Fininvest, propiedad del magnate, supuestamente sobornó funcionarios públicos].

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