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FRENTES JUDICIALES

Sancristóbal, Álvarez y Planchuelo se reunieron antes de declarar ante el magistrado Moner

Julián Sancristóbal, Francisco Álvarez y Miguel Planchuelo, procesados por el secuestro de Segundo Marey, se reunieron en el despacho del abogado del primero, José María Stampa Braun, el pasado martes, dos días antes de que Sancristóbal prestara declaración ante el juez del Supremo que investiga el caso GAL, Eduardo Moner, y 24 horas antes de que lo hiciera Ricardo García Damborenea. En la conversación estuvieron presentes los respectivos abogados, Stampa Braum, Manuel Murillo y José Aníbal. Una reunión semejante tuvo lugar el día 5, la víspera de que los ex altos cargos de Interior relataran a Garzón algunos detalles de la guerra sucia y de que García Damborenea entregara la denominada acta fundacional de los GAL.

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La reunión del pasado martes por la tarde duró algo más de dos horas. Antes de llegar, el ex director general de la Seguridad el Estado Julián Sancristóbal y ex jefe del mando antiterrorista Francisco Álvarez habían estado cambiando impresiones por su cuenta. Sancristóbal tenía que prestar declaración ante el juez Moner dos días después. Álvarez tendrá que declarar en Tribunal Supremo el próximo miércoles.Los procesados por el secueso de Segundo Marey trataron e coordinar los testimonios que iban a prestar en la investigación del caso GAL que instruye en la Sala Segunda del Supremo el juez Moner. Una planificación que resultaba presumible, por sus declaraciones públicas de comienzos de mes, pero que no había sido relacionada hasta ahora con reuniones concretas.

De la llegada de Sancristóbal y Álvarez al despacho de Stampa, situado en la calle de Álvarez de Baen, fue testigo casual un ex alto cargo del Gobierno que se encontraba en las proximidades, cerca de uno de los más prestigiosos restaurantes de Madrid.

Manuel Murillo, abogado de Francisco Álvarez, dejó nítidamente clara la estrategia que debían seguir: implicar a cuantas más personas e instituciones mejor -en particular la Guardia Civil y el Cesid- para formar así un pacto que diluya las responsabilidades penales.

Avivar sospechas

En esta estrategia, Ricardo García Damborenea aparece como una pieza que puede servir para avivar las sospechas en torno a dirigentes del PSOE, como Txiki Benegas, que en su momento fue uno de los hombres de confianza de Felipe González en la lucha contra ETA. Y Julián Sancristóbal queda configurado como una figura amenazante para José Barrionuevo, ex ministro de Interior.Cuarenta y ocho horas después de la reunión, Sancristóbal se ratificó ante el juez Móner en todo lo que antes había declarado a Baltasar Garzón. Ni sumó ni restó nada a sus acusaciones sobre José Barrionuevo en torno al secuestro de Marey. Se produjo una cierta pausa en el acoso. El propio Mario Conde declinó ese mismo día acudir a testificar en el juzgado número 36 de Madrid en relación con la denuncia que él mismo había presentado por presuntas escuchas telefónicas ilegales.

En cambio, quien deslizó ante Garzón un detalle inesperado el pasado 6 de septiembre fue Francisco Álvarez. Un detalle que, según algunas fuentes jurídicas, se salió del guión acordado. Porque Álvarez indicó que Juan Alberto Perote le había entregado a finales de 1984 o principios de 1985 el sello de caucho de los GAL. Lo previsto era que se hubiera limitado a señalar al ex director del Cesid Emilio Alonso Manglano como la persona que autorizó la fabricación del sello.

La víspera de esa declaración ante Garzón, el pasado día 5, también se reunieron Sancristóbal y Álvarez con sus respectivos abogados, José María Stampa y Manuel Murillo. Y horas antes de la comparecencia en la Audiencia Nacional, Francisco Javier Perote -coronel en la reserva y hermano del ex número dos del Cesid- quedó en facilitar a Ricardo García Damborenea la denominada acta fundacional de los GAL -elaborada en el Cesid y sustraída por Juan Alberto Perote- para que el ex dirigente de los socialistas vizcaínos la entregara en el juzgado. Una decisión pactada, según fuentes jurídicas, entre el propio Damborenea, Francisco Javier Perote y Sancristóbal, y que el abogado Manuel Murillo se encargó de anunciar a Garzón.

El pasado 28 de julio, García Damborenea había manifestado a Garzón que para entregar el acta fundacional tendría que buscar ese documento entre sus pertenencias y, en caso de encontrarlo, estaría "muy empolvado".

Entrega del acta

Pero resultó que no estaba entre sus pertenencias. Porque el pasado miércoles afirmó públicamente que entregó el documento a Garzón gracias a que se lo facilitó una persona que lo rescató de "un archivo político". Quien se lo había dado en su día, dijo en su momento, fue el ex agente del Cesid Jesús Somonte, un comandante que había estado destinado en el País Vasco, que fue expulsado del servicio secreto a comienzos de 1984 y que falleció hace ya siete años.Si bien el alejamiento de Ricardo García Damborenea respecto del PSOE fue gestándose lentamente y terminó en ruptura en 1990, el distanciamiento de Julián Sancristóbal respecto al Gobierno ha sido muy rápido y reciente. En ese cambio de actitud ha influido, según parlamentarios socialistas, tanto las llamadas telefónicas que Mario Conde le hizo a la cárcel como la convivencia en prisión con Miguel Planchuelo.

Por otra parte, mañana, en la reunión de la Comisión Parlamentaria de Secretos Oficiales, el ministro de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra, detallará los documentos que Juan Alberto Perote robó del Cesid e indicará qué otras informaciones confindenciales sospecha el Gabinete que se encuentran en manos de Perote.

Entre los documentos sustraídos del Centro Superior de Información para la Defensa se encuentran desde los nombres y destinos de miembros del servicio secreto a la identificación de empresas pantalla y la mención de actividades llevadas a cabo con los servicios de inteligencia de otros países en la lucha contra el terrorismo.

Asimismo se encuentran los planes de seguridad de altas personalidades del Estado los nombres de los profesores de la Escuela de Formación de agentes y detalles sobre la compra de material de espionaje.

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