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Un supuesto 'ultra' ratifica parte de la grabación del 'rapado' sobre Susana

J. A. HERNÁNDEZ / J. M. AHRENS, Fernando Perdices, de 30 años y uno de los supuestos integrantes de la ultraderecha madrileña, admitió ayer ante la juez que conoció al cabeza rapada que dejó una grabación en la que se sostiene que Susana Ruiz fue asesinada. Pese a este reconocimiento, que confirma parte de la citada confesión, Perdices, redactor jefe del periódico El Porvenir, negó toda implicación en la extraña muerte de Susana, cuyo cadáver fue descubierto en 1993 en un descampado de Vicálvaro.

Perdices fue el único de los tres citados que acudió ayer a la plaza de Castilla para prestar declaración. Los otros dos testigos -Ramón R. y Javier M.- no comparecieron y volverán a ser citados. Perdices indicó que no había recibido la citación judicial, y que había acudido a testificar porque había leído en la prensa (ver EL PAÍS de ayer) que debía declarar. Estos tres testigos -junto con Carlos Rodrigo Ruiz de Castro, quien se suicidó en enero de este año de un tiro en la cabeza-, figuran en la grabación que dejó hace, nueve meses el arrepentido José Ramón Orellana, de 22 años. En la cinta se les relaciona con el grupo neonazi Bases Autónomas, del que Ruiz de Castro fue uno de los cabecillas.

Tras grabar la cinta, el rapado huyó de casa por temor a que le matasen sus antiguos compañeros, quienes, según él, le enviaron el siguiente anónimo: "Estás muerto; vas a morir, y si aprecias a tu hermana, ten cuidado, porque lo que- sepas, no nos importa". Desde entonces, Orellana está en paradero desconocido.

La Audiencia de Madrid ordenó reabrir, el caso de Susana en julio pasado tras oír el contenido de la cinta magnetofónica. Perdices, que llegó trajeado al juzgado confirmó la veracidad de algunos pasajes de la grabación, pero se mostró rotundo al afirmar que no conoció a Susana ni tuvo relación alguna con su muerte, indicaron ayer fuentes jurídicas.

En la grabación (cuyo contenido íntegro fue adelantado por EL PAÍS el pasado 30 de mayo), el rapado detalla actividades del grupúsculo neonazi Bases Autónomas, al que dijo haber pertenecido y cuya jefatura atribuyó a Perdices. En un pasaje de la cinta, dice lo siguiente: "(...) Entonces el jefe, Fernando Perdices, se pone mu nervioso, eh, que es el jefe de Bases Autónomas; repito, es el jefe de Bases Autónomas, que está en la calle Fuencarral su edificio, al lado del Corte Inglés; eh, por Sol, por la Puerta del Sol; este señor, eh, le empieza a indicar a mi jefe, a Ramón, que puedo. ser un estorbo porque...

Perdices negó ayer a la juez su pertenencia. a esa organiza ción clandestina. También explicó que conoció al autor de la cinta en la Universidad, cuando pegaba con él carteles del grupo denominado Área Inconformista, precisamente la editora del periódico ultraderechista El Porvenir.

Hermenegildo Pérez Bolaños, abogado de la familia de Susasa Ruiz, destacó al término del interrogatorio judicial, -que duró unos 30 minutos- que el testimonio de Perdices había sido clarificador y que puede ayudar a desenredar la madeja.

PASA A LA PÁGINA 3

El testigo asegura que se enteró por la prensa de la muerte de Susana Ruiz

VIENE DE LA PÁGINA 1Pérez Bolaños lamentó la incomparecencia ante la juez de los otros dos testigos, ausencia que calificó de "incomprensible", ya que la policía tenía orden de localizarles.

Este periódico trató ayer sin éxito de recabar la versión de Fernando Perdices. Este testigo -sobre el que no pesa ninguna inculpación- aseguró a la juez que se enteró por la prensa de la muerte de Susana. Perdices mantuvo una estrecha relación con Carlos Rodrigo Ruiz de Castró, al que la policía llegó a considerar líder del grupúsculo neonazi Bases Autónomas.

En la cinta, en poder de la juez, el rapado arrepentido afirma que fueron rapados los que mataron a Susana, pero no facilita ningún nombre. El pasaje de la grabación que alude a, Susana Ruiz dice lo siguiente: "( ... ) También quería añadar, añadir, perdón, también quería añadir, una muerte, que no sé la fecha ni nada, simplemente que cada vez que salía un programa o que hablaban de ella, me mordía los labios de rabia, porque también están estos nazis, esos cabezas rapadas (pausa), detrás de ello, eh, es el asesinato de Susana Ruiz, esta chica, que bien sé que tenía 16 años, 16 años, o sea una niña, eh, que afirma el padre que se intentó violar y tal, y sé, y tiene un diente, roto, que seguramente fue un puñetazo, sí es cierto, y por mucho que le diga la policía, o por mucho que le diga gente, sí es cierto, lleva razón el padre, porque fueron ellos, lo que pasa, que los, una de dos, o los amigos, aquella noche, en la ocupación, de la fiesta okupa esa, estuvieron allí, o son mu [sic] cobardes y muy cerdos, por no ir a por el que fue, o por no atreverse a señalar con el dedo a quienes fueron, porque ésos no son amigos de verdad, que no son amigos. Aquí hay gente que vestía como la chica esta, que le gustaba la misma música, que va a fiestas parecidas y todo ese rollo, que me ha llegao a mis oídos".

"Y aquí han gen..., eso quiero decir, que amigos suyos, por lo menos uno, eh, muy cercano al padre, lo sabe y no lo ha querido decir, y eso es cobarde, cobarde, cobarde, eh, porque se podía dar cuenta un, poquito, los que estuvieron en el cumpleaños, o la fiesta o lo que fuera, eh, que salió por el telediario y tal, no me acuerdo si fue fiesta o cumpleaños, por lo menos podían tener un poco de conocimiento y decir bueno, si era nuestra amiga, vamos por lo menos a decirlo y punto y, y que el padre siga, si oye esta cinta el padre de Susana Ruiz, que siga, que siga adelante, porque ya por lo menos sabe quiénes han sido". (...) También, también añadir que de que todo lo que estoy diciendo tengo testigos".

El cuerpo de Susana fue encontrado por unos obreros que allanaban un, camino situado entre Vicálvaro y Coslada. La joven llevaba la misma ropa que vestía cuando desapareció el 10 de enero de 1993. Ese día salió hasta altas horas de la madrugada con unos amigos. Celebraba un cumpleaños en un caserón deshabitado, situado a unos 400 metros del lugar donde se descubrió el cadáver. Su cuerpo semienterrado estaba en avanzado estado de descomposición. El pantalón y las bragas las tenía bajadas a la altura de sus rodillas.

Los padres de Susana están convencidos de que su muerte fue violenta. La autopsia concluyó, sin embargo, que la muerte se debió a una parada cardiaca, resultado de "un edema de pulmón, del frío [que pudo sufrir la chica aquella noche] y la posible ingesta de sustancias tóxicas". Los forenses, con todo, matizaron que no pudieron demostrar "con fiabilidad" que Susana hubiese tomado dichas sustancias.

La policía también niega que Susana Ruiz fuese asesinada. La aparición de la cinta y la reapertura de diligencias judiciales ha sido vista con escepticismo por los agentes. Sin embargo, entre los datos que sustentan el contenido de la grabación figura el que el rapado supiese que Susana se hubiese roto un diente al morir, detalle que nunca fue hecho público.

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