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El partido de Tudjman busca una gran victoria en las elecciones de Croacia

Los engranajes de la Unión Democrática Croata (HDZ), el todopoderoso partido gobernante del presidente Franjo Tudjman, se han puesto en marcha en busca de una gran victoria en las elecciones parlamentarias del 29 de octubre. Convocadas anticipadamente el viernes aprovechando la euforia étnico-nacionalista que viven los croatas tras sus éxitos militares contra los serbios, los sondeos dan al movimiento de Tudjman hasta un 50% de los votos. Si en un sueño político se unieran la media docena de partidos que nominalmente se oponen al líder croata, no llegarían juntos al 40%, según la última encuesta publicada por el semanario Globus.

Antes de la reconquista de la Krajina por las fuerzas croatas en agosto pasado, el partido del Gobierno nunca había superado el listón del 35% de las expectativas de voto. La explicación oficial del adelanto de los comicios parlamentarios, previstos para el verano de 1996, es que se han producido en Croacia "importantes cambios demográficos y políticos". Los primeros sólo pueden ser la huida de los casi 200.000 serbios que poblaban la Krajina, la región croata fronteriza con Bosnia. El otro pretexto, los vaivenes políticos, alude a una inusualmente alta fuga de diputados, hasta 17, de unos partidos a otros, con el HDZ como mayor beneficiario.Cuando los diputados llegaron el miércoles pasado al Sabor (Parlamento bicameral croata) para enterarse de su disolución, se encontraron sobre la mesa cambios significativos en la ley electoral. Algunos fortalecerán el sistema proporcional y permitirán una mejor fiscalización del escrutinio. Otros darán, si cabe, más armas al presidente croata.

Una de estas disposiciones establece que de los 127 escaños de la Cámara baja, 12 serán elegidos por croatas residentes en el extranjero, incluida Bosnia. Los croatas de Herzegovina, el ala más ultranacionalista del partido de Tudjman, los dueños de Mostar, tienen la doble nacionalidad y serán por tanto votos en octubre para el HDZ. La oposición de Zagreb clama que el control de estas papeletas es absolutamente imposible, vale decir que son escaños ya atribuidos.

El septuagenario Tudjman, jefe de la Unión Democrática Croata, ya inició por su cuenta a comienzos de mes la campaña electoral, cuando se subió a un denominado tren de la libertad y recorrió la recuperada Krajina arengando a sus seguidores. En cinco días de agosto, el ejército de Zagreb retomó la franja de casi un 30% del territorio que los serbios rebeldes controlaban desde la guerra de 1991, cuando bajo las órdenes de Belgrado se alzaron en Croacia. Los serbios de la Krajina, donde los croatas llevan a cabo una política de tierra quemada, vivieron durante cuatro siglos en esta desolada zona montañosa, animados a colonizarla por el imperio austro-húngaro, que los utilizó como parachoques en su frontera militar con los turcos.

Potencia regional

Con su paseo armado en la Krajina y sus recientes conquistas en Bosnia, Croacia no sólo ha arruinado definitivamente el sueño de la Gran Serbia, sino que ella misma se ha convertido en potencia regional y en el país más homogéneamente étnico de los desmembrados por la secesión yugoslava. Antes de la guerra vivían en Croacia unos 600.000 serbios. Ahora hay unos 150.000, poco más del 3% de una población total que no llega a los cinco millones.El presidente croata, cuyo mandato no expira hasta 1997, no sólo ha contado con la oleada de fervor nacionalista que corre por todo el país, sino que se aprovecha de los datos económicos, cuyo veredicto es esperanzador. El Fondo Monetario Internacional ha bendecido las cuentas de Croacia durante la primera mitad de este año, en el que la inflación rondará el 3% y el crecimiento económico, el 5%.

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