Entre dos fuegos
Almudena dice que la situación era delicada porque se encontraban entre dos flancos y se sentían doblemente utilizados. "El Gobierno local, que era teóricamente con el que estábamos trabajando, era muy reacio a ayudarnos porque, a su vez, la Unión Europea nos quería utilizar un poco de policías para comprobar que el dinero que estaban destinando para material estaba llegando a donde tenía que llegar. Y esto lo interpretaba el Gobiemo local como que estabas controlandos su trabajo. Nos ponían un montón de trabas, no nos facilitan los planos de las viviendas".Almudena recuerda que la autoridad local pretendía que hicieran los planos de todas las viviendas dañadas, indicando desde dónde habían caído las granadas, "lo que les servía a ellos para saber si habían sido granadas serbias o croatas, y a la hora de pedir ayuda por daños de guerra podían saber quién lo había causado. "Te encontrabas metida en un montón de trampas, cuando tú no habías ido para eso", explica. Además, veíamos cómo el material se destinaba a casas que no lo necesitaban; el material pasaba luego al mercado negro y esas familias acaban enriqueciéndose".
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