Sánchez ataca de nuevo
Volvió a salir el toro Sánchez y causó sensación. La historia se repite. Igual que el día de los miuras el pasado miércoles en Arganda, cuando salió sexto un toro de B. Sánchez y era más Miura que los cinco anteriores miuras juntos, en esta ocasión echada a buendías saltó a la arena asimismo un B. Sánchez sexto, y resultó ser más Buendía que los cinco anteriores buendías juntos. Sánchez atacaba de nuevo, soltando en Arganda un ejemplar con aspecto de toro y más trapío que cuantos hayan podido ver las figuras a lo largo de la temporada.El Sánchez, aunque flojo y bienintencionado, le vino alto, largo, ancho a José Luis Moreno, pese al pundonor que puso en su afán por dominarlo. Para empezar, se echó la muleta en la izquierda, lo cual ya dice mucho de su torería. Naturales primero y derechazos después le resultaron descentrados, un circular con cite de espaldas se lo descompuso la furiosa protesta del toro, al intentar recomponer la reunión volvió a salir achuchado y perseguido... El muleteo inexperto resabió al Sánchez grandón, que sabía por dónde iba la vaina, y fue mérito del torero acertar a cuadrarlo y matarlo con brevedad. No como otros...
Buendía / Triana, Ortega, Moreno
Cinco toros de Joaquín Buendía, grandes, mochos, flojos, nobles. 6º de B. Sánchez, con trapío de toro, flojo, manejable.Domingo Triana: pinchazo en el costillar que produce impresionante hemorragia, otro bajísimo y cae desangrado el novillo (pitos); media tendida trasera, pinchazo, rueda de peones, pinchazo y estocada caída (palmas y saludos). José Ortega: estocada perpendicular traserísima y rueda de peones (dos orejas); espadazo enhebrado tirando la muleta, pinchazo y metisaca bajísimos, estocada ladeada, rueda de peones -aviso- y se echa el novillo (silencio). José Luis Moreno: pinchazo, estocada trasera perdiendo la muleta y rueda de peones (oreja); estocada ladeada (petición y vuelta). Plaza de Arganda del Rey, 11 de septiembre. 7ª y última corrida de feria. Lleno.
Otros eran sus compafieros de terna, sin ir más lejos. Los compañeros de José Luis Moreno pegaban unos espadazos horribles. Domingo Triana le metió al primer Buendía tal cuchillada en el costillar que por allí le abrió las canales y lo desangró. Qué barbaridades se ven últimamente en las plazas de toros.
Todo vale en las plazas de toros. Vale todo, menos torear. Vale que la incivil acorazada de picar acorrale al toro rajándole el espinazo, según obró con los Buendía, aunque eran más buenos que el pan. La brutalidad por bandera. Vale prender una banderilla y salir huyendo despavorido, lo cual ya es costumbre en la mayoría de los subalternos. Vale ponerse a pegar derechazos o izquierdazos de aquí a la eternidad sin parar de correr, como Domingo Triana y José Ortega en sus interminables faenas, fiel reflejo de las que habitualmente perpetran cada tarde las figuras.
Ortega banderilleó a sus dos novillos con desigual acierto y al primero de ellos, bondadoso hasta enternecer los corazones, le instrumentó derechazos y naturales abriendo el compás, intercaló molinetes y manoletinas, dio pases de rodillas, y le concedieron las dos orejas mientras el novillo recibía el premio póstumo de la vuelta al ruedo. Triana corrió la mano -y metió pico- en los naturales al cuarto, que tenía una embestida maravillosa.
Moreno, en cambio, se estuvo quieto. Lejos de correr, al tercer Buendía le ligó los pases, mantuvo iguales formas pese a una voltereta que sufrió, y todo ello fue gran novedad, un esperanzador síntoma de que aquí hay torero, ratificado después al pelearse valientemente con el Sánchez de marras. A todo torero le deberían soltar de vez en cuando un Sánchez, para que supiera lo que vale un peine.
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