Una decisión "arriesgada"

El ministro de Exteriores, Javier Solana, calificó ayer de "arriesgada, pero generosa" la decisión de los cinco observadores europeos de viajar a la capital serbobosnia cuando iban a iniciarse los bombardeos de la OTAN. Solana insistió en que el grupo "tenía instrucciones claras de no ir a Pale", pero disculpó su comportamiento alegando que "se vio obligado" a viajar a la capital serbobosnia "bajo una fuerte presión de las autoridades de Trebinje", con las que estaban negociando un acuerdo para la zona de Dubrovnik.El ministro justificó su comparecencia el pasado jueves ante la prensa, cuando dijo estar convencido "al 99,9%" de que la delegación europea había sido objeto de un ataque de represalias por parte de los serbios de Bosnia, alegando que no se refería al hecho de que sus miembros estuvieran muertos, lo que nadie ponía en duda en aquel momento, sino a la afirmación de la televisión de Pale de que habían sido víctimas de los bombardeos de la Alianza Atlántica.

Sin citarla expresamente, Solana aseguró que la CIA, como todos los otros canales utilizados para intentar confirmar la suerte de los observadores, también los dio por muertos; hasta el punto de que el representante especial de la Administración Clinton para la antigua Yugoslavia, Richard Holbrooke, acudió a la Embajada de España en Belgrado para dar su pésame.