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Reportaje:

Obrero a la vez que patrón

La empresas de economía social permiten la supervivencia de sociedades en crisis

Javier Sampedro

Cuando Puleva se desintegró el año pasado, los cien trabajadores de su división de granjas decidieron utilizar las indemnizaciones por despido, y algún que otro crédito, para comprar los activos de esa división -cinco fincas de alrededor de 10.000 vacas- y constituirse en sus propios empresarios. Cada una de las cinco antiguas granjas de Puleva es ahora una boyante Sociedad Anónima Laboral (SAL), uno de los tipos más comunes de empresa de economía social. El cambio de estatus jurídico pasó inadvertido para las vacas, pero salvó 100 puestos de trabajo.Además de las sales, las empresas de economía social incluyen a las cooperativas, las mutualidades y las fundaciones con algún tipo de actividad productiva. Lo que tienen en común es que "la primacía es la persona, el factor humano, y no del capital", según Antonio Manchado, presidente de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES). Esta asociación organizó la !emana pasada el seminario Las empresas de economía social y la superación de la crisis, en la Universidad Internacional Menéndez, Pelayo de Santander.

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Unir el ingenio a la necesidad

Los socios de una empresa de economía social son a la vez trabajadores y empresarios, asegurados y aseguradores. "De ahí que trabajen más cuando hace falta, y que se bajen el sueldo si no hay más remedio", dice Manchado. Precisamente por esta razón las cooperativas y las sales surgen a menudo de las cenizas de un fracaso empresarial, cuando los trabajadores compran con sus indemnizaciones y subsidios de desempleo los activos de una compañía en crisis.

Para Juan Iranzo, director del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos, "la productividad aumenta si los trabajadores participan en la gestión de la empresa". Las habituales demandas empresariales de moderación salarial y flexibilidad laboral funcionan por sí solas en las empresas de economía social, en las que "los trabajadores están dispuestos a pasar por cualquier cosa con tal de conservar su actividad", en palabras del secretario general de la CEPES, Máximo Romero. En tiempos de crisis, recortes salariales de hasta el 30% y jornadas laborales de 10 o 12 horas no son insólitas en esta clase de empresas.

Según los datos de la CEPES, hay en España unas 30.000 empresas de economía social, que ocupan a 600.000 trabajadores y generan el 4% del PIB. Más del 98% son pequeñas y medianas empresas (Pymes), muchas de ellas con sólo media docena de socios-trabajadores.

Más flexibles

Las crisis y los cierres de las grandes compañías acaparan con facilidad la atención de los medios y la opinión pública, pero tal y como recuerda Manchado, "el goteo de pérdidas o creaciones de empleo en las pymes es cuantitativamente mucho más importante". Los expertos coinciden en señalar que las pymes son un elemento crucial en la generación de empleo y de riqueza, particularmente en periodos de recesión. Las grandes compañías tienden a reducir sus plantillas y a subcontratar parte de su actividad con pequeñas empresas. Según el catedrático José Luis Moreno, de la Universidad de La Laguna, las pymes son más flexibles y capaces de adecuar y diversificar sus productos. Esto es particularmente cierto en las Pymes cooperativas.Según Iranzo, las empresas de economía social podrían llegar a tener. la virtud insólita de hacer aflorar a. la superficie la economía sumergida en España. "Los objetivos de las actividades sumergidas", sostiene Iranzo, "son la flexibilidad, la elusión de cotizaciones y el abaratamiento de costes, y todo esto puede ser perfectamnente de economía social".

A lo largo de 1994 la CEPES logró captar a los grandes buques insignia de la economía social en España: la organización de ciegos ONCE, la corporación cooperativa Mondragón, la cooperativa avícola y ganadera Copaga y la sociedad cooperativa de instalaciones sanitarias SCIAS, entre otras. El principal objetivo de la asociación es convertirse en un "agente social" al lado de los sindicatos y las organizacioties empresariales.

Y hacerse oír. Según el vicepresidente de CEPES, Ignasi Faura, las cooperativas y mutualidades deben vencer una "brutal resistencia ministerial" para extender su modelo de funcionamiento. Por razones que Faura no alcanza a comprender, las agencias de viajes y las farmacias tienen impedimentos legales para constituirse como cooperativas. La CEPES carece de representación en foros como el Instituto para la Pequeña y Mediana. Empresa (IMPI) y la Fundación para la Formación Continua.

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