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El Gobierno japonés anuncia un plan para sanear el sistema financiero

El ministro de Finanzas japonés, Masayoshi Takemura, afirmó ayer que la crisis que sufre el sistema bancario japonés será enfrentada en su totalidad mismo año y que el sistema quedará completamente saneado con un programa gubernamental de cinco años. "La actual crisis financiera estará controlada antes de finales de año, después de que en otoño entre en vigor un plan de rescate para siete entidades de crédito hipotecario afectadas por enormes deudas por créditos impagados", dijo el ministro a la cadena de televisión pública NHK.

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Las palabras del ministro al afirmar que "los problemas más agudos de los bancos individuales han sobrepasado su momento más crítico" y las de Yasuo Matsushita, gobernador del Banco de Japón ("Nuestro propósito es proteger los ahorros en particular y el sistema financiero en general. No debe haber más pánico"), no cundieron efecto.A las puertas de la sede central de la Cooperativa de Crédito Kizu, en Osaka, 16 clientes pasaron la noche del miércoles en vela para ser los primeros en retirar sus ahorros de la entidad en bancarrota, con un monto de créditos impagados en torno a los 600.000 millones de yenes (unos 775.000 millones de pesetas). El personal de Kizu intentó aliviar su intranquilidad y a partir del alba comenzó a servirles el desayuno. Cuando la ventanilla se abrió, a Ias nueve de la mañana, 200 personas hacían cola.

Mientras que en las oficinas del Hyogo Bank, la otra institución en bancarrota, las actividades se desarrollaron con casi absoluta normalidad, más de 10.000 impositores se agolparon en las sucursales de Kizu para obtener la devolución de sus ahorros. La multitudinaria demanda y la confusa situación propició que sólo la mitad de los clientes pudieran retirar su dinero. Se prevé que las dificultades continúen hoy, viernes, pese a que las sucursales prolongaron su horario laboral ya que el Banco de Japón ha puesto a disposición de Kizu y de Hyogo Bank 200.000 millones de yenes (cerca de 250.000 millones de pesetas) para que hagan frente a la retirada de depósitos.

"Venía a esta entidad porque el servicio era bueno y los intereses altos", manifestó una señora de avanzada edad a la hora de conseguir la devolución de sus ahorros. Los altos intereses pagados por Kizu fueron una de las causas principales de que la entidad, se convirtiera en la más grande de su tipo del archipiélago, con 1,19 billones de yenes (1,3 billones de pesetas) en depósitos. Los créditos otorgados a espuertas a finales de la década pasada, cerca de un billón de yenes durante la especulación inmobiliaria y bursátil de la llamada economía de la burbuja, se transformaron en un agujero imposible de taponar: un 80% de impagados de los cuales un 60% irrecobrables. El pinchazo ha hecho temblar el sistema.

Las autoridades monetarias ofrecían bálsamo, por un lado, al afirmar que lo peor está basado y que ahora se trata de lograr una reestructuración financiera que saque del atolladero a otras entidades que pasan por aprietos similares. Pero con la otra mano echaban más hojarasca al fuego al apostillar que las próximas fichas del dominó en caer pueden ser siete instituciones especializadas en préstamos hipotecarios cuyos impagados ascienden a la astronómica cifra de seis billones de yenes.

A muchos analistas la crisis no les ha pillado por sorpresa. Desde hace meses pedían que el Gobierno interviniera.

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