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Limpieza políglota

Españoles y alemanes trabajan para asear las riberas del Manzanares

A los alemanes les llamamos los black and decker. Trabajan como máquinas, asegura sonriente Mini, de 24 años y monitor del Campo Internacional de Trabajo de San Fermin.En este barrio casi rural, 11 jóvenes alemanes, 13 españoles y una belga dedican una quincena de sus vacaciones a una tarea tan noble como altruista: limpiar la ribera del río Manzanares, recuperar las lagunas de una antigua yesería en Perales del Río y plantar arbolitos en el jardín del Centro Cívico de San Fermín.

En este centro, de forma triangular, tienen su base de operaciones. Por la tarde fabrican llaveros, sandalias de cuero y pulseras de cordón. "Se trata de que los chavales de 18 a 24 años se conozcan entre ellos", señala Pupe, monitora de 27 años. Por la mañana, salen con palas, azadillas, rastrillos y un motocarro (la herramienta más apetecida, ya que el motor sustituye al esfuerzo físico). Es el tercer grupo que pasa este año por San Fermin. Ya vinieron jóvenes de países como Japón, Estados Unidos, Armenia, Noruega o la República Checa.

En el jardín del centro, Pupe explica cómo hay que plantar un seto predestinado a dar sombra dentro de algunos años. Habla despacio y con palabras fáciles para que todos la entiendan. Los chicos alemanes asienten con la cabeza. Pasando los huertos de ocio que separan el centro cívico del río, se llega a la ribera donde otro grupillo recoge la basura -cascos de macetas, bolsas de plástico- que los desaprensivos y el propio río arrojan.

Petra, futura traductora de alemán, aprovecha para mejorar su español; y Susanne, que termino el COU este verano, vino desde Múnich a Madrid porque quiere conocer mundo. "Siempre hay tiempo para conocer Madrid o para hacer alguna excursión", dicen. Los, españoles vienen para encontrarse con gente de otros países, y, como en el caso de Ana, estudiante de La Coruña, porque le gusta el lado ecológico de su tarea.

La asociación de vecinos de San Fermín promotorá de esta iniciativa, no se contenta con Iimpiar la ribera. Dispone de un solar de 12 hectáreas donde quiere levantar un vivero forestal y preparar el terreno para 120 huertos de ocio, con casetas, luz, y sistema de riego. "La ribera es una tradicional de huertos. Los que quedan, al lado de este terreno tienen condiciones muy precarias. No hay ni agua ni luz. Riegan con agua del río", dice Andrés, monitor y estudiante de paisajismo. Además de trasladar los huertos la asociación pretende unir esta zona con el Parque Regional de la Cuenca Baja. Cuentan con el apoyo de la Comunidad. Aunque ésta no siempre cumple con sus promesas: todavía no ha recogido los escombros que juntaron en el campo del año pasado.

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