_
_
_
_

La guerra acabó con el turismo en el sur del Adriático

Juan Carlos Sanz

"La semana que viene podrá volar a Zagreb, y el próximo verano, a toda Europa". El solitario policía croata que vigilaba ayer la desangelada terminal del aeropuerto de Dubrovnik expresaba así su optimismo. Hace cuatro años era camarero, pero hoy se gana la vida vestido de uniforme, como tantos otros compañeros en paro del que fue principal centro turístico del sur de la costa dálmata.Cerrado desde el pasado mayo, el aeropuerto es uno de los más importantes objetivos de la artillería serbobosnia emplazada en Trebinje, una docena de kilómetros al este. La masiva concentración de tropas croatas que se registra al noreste de la ciudad en los últimos días, según los observadores de la ONU, pretende silenciar de una vez a los cañones serbios que ahuyentan a los visitantes y dejan desiertas las playas del Adriático.

Más información
La ruta de la muerte

Los escasos extranjeros que a comienzos de este mes se habían atrevido a veranear en Dubrovnik huyeron el pasado día 3, cuando tres bañistas murieron durante un bombardeo serbio. De los 40.000 visitantes y los 30 vuelos diarios de 1990, antes de la desintegración yugoslava, se ha pasado a una costa fantasmagórica y arruinada.

La sinuosa carretera que surca esta costa está sembrada de impactos de granadas de mortero. Hasta las cunetas llegan los restos calcinados del bosque mediterráneo de pinos y cedros. Los croatas insisten en que los ataques de la artillería serbia han causado una catástrofe ecológica en los alrededores de Dubrovnik. y niegan que se trate de incendios forestales fortuitos.

La desolación de los pueblos del litoral contrastaba con el aparente bullicio del recinto amurallado de la antigua Ragusa, la ciudad-república que disputó a Venecia la hegemonía en el Adriático. Los cartelones y banderolas del Festival de Verano invitaban ayer a asistir a la actuación del Trío de Guitarra de Dubrovnik en el atrio del palacio Sponza, protegido con sacos terreros.

Montenegro

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En el puesto de control de Gruda, a cinco kilómetros de la frontera de Montenegro, que junto con Serbia integra la actual República Federal de Yugoslavia, un policía aseguraba que en la madrugada de ayer cayeron en la zona varios proyectiles. La proximidad del Ejército de Belgrado a las fuerzas armadas de Zagreb en este punto del conflicto puede complicar cualquier eventual operación de castigo contra los serbios de Bosnia.Mientras tanto, las autoridades croatas se siguen acercando estos días a Dubrovnik para sacar partido de la presencia de los medios de comunicación extranjeros y proclamar que, aunque nunca renunciarán a la integridad territorial de Croacia, defienden la vía de las negociaciones para alcanzar la paz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_