_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A quemarropa

Quien crea que Miguel Moreiras da vueltas al ring del caso Banesto pesadamente, lanzando sus ganchos contra todo, desde las luces hasta los postes de las esquinas, se equivoca. Su táctica no es simplemente dar golpes a diestro y siniestro. Lo que quiere, sobre todo, es dejar constancia de que existen "serias discrepancias procesales" entre el juez titular -él, Moreiras- y el juez de apoyo -Manuel García-Castellón- y, al tiempo, asegurar que la instrucción del caso no se terminará antes del próximo 27 de octubre. En esa fecha el Consejo General del Poder Judicial tendrá que volver a considerar la posibilidad de prorrogar por otros seis meses el mandato de García-Castellón.Para ello, Moreiras ha hurtado a García-Castellón, que lleva el caso, la decisión sobre una petición que no tenía urgencia alguna. Así lo atestigua el comportamiento de los propios querellados. Desde el levantamiento del secreto del sumario a mediados de abril pasado, ni Mario Conde ni Arturo Romaní solicitaron pruebas ni di ligencias al juez, excepto el envío de una comisión rogatoria a Panamá, en relación con la presunta estafa de la operación cementeras. Eso fue todo. Sólo el 13 de julio, tras confirmar que García-Castellón salía de vacaciones, la defensa pidió una lista de pruebas que por razón de sus vacaciones García-Castellón no pudo considerar.

Por tanto, si la propia defensa de Conde y Romaní no había tenido urgencia ¡habían pasado dos meses y medio desde el levantamiento del secreto de las actuaciones!- no parece que el asunto fuera tan vital, como por ejemplo, podría ocurrir en el caso de un escrito solicitando la libertad de un preso en prisión preventiva.

La lógica de Moreiras es coherente con sus objetivos, pero no con su conducta habitual. En el caso de las facturas falsas de Banesto y Argentia Trust que instruye Moreiras, éste se ha negado a realizar una comisión rogatoria a Suiza -aquí, en Europa- con el argumento de que esta diligencia y otras podían llevarse a cabo en la fase de juicio oral; ahora, en cambio, sin conocer el sumario del caso Banesto ha concedido una comisión rogatoria a Panamá. En uno y otro de los casos apuntados los implicados pedían esa diligencia para demostrar que el delito que se les imputa no es tal.

La celeridad demostrada por Moreiras, con premeditación y alevosía, le ha llevado a cosas tan extrañas como resolver una misma petición de dos maneras distintas. Ejemplo: en su auto del día 2 de agosto pide la comparecencia de tres ciudadanos panameños en el juzgado de Madrid, y el día 3, en otro auto específico, admite la realización de la comisión rogatoria a Panamá, cuyo propósito es, precisamente, aunque no el único, interrogar a dichos ciudadanos.Por último, Moreiras ha admitido una querella criminal de la Asociación de Mandos Intermedios de Banca, que García-Castellón había rechazado al no querer eternizar el sumario del caso Banesto. Vea el lector la ambivalencia de Moreiras. En el caso KIO, por ejemplo, Moreiras luchó más de un año contra la sencilla y simple admisión a trámite de una querella criminal contra Javier de la Rosa y sus secuaces, cosa a la que finalmente se vio obligado por la presión de la sala. El argumento de Moreiras era que el asunto era tan complejo que el espacio idóneo para su tratamiento era la suspensión de pagos del grupo Torras, propiedad de los kuwaitíes. Ahora, cuando le es útil, le parece trivial admitir a trámite una querella nada menos que por asuntos de autocartera de Banesto.Conde, como ha hecho con García-Castellón, debería protestar, ya que no resulta fácil entender cómo se puede admitir una querella por temas de autocartera sin conocer el sumario Banesto. Pero el ex banquero, obvio es, no lo hará. Está feliz en Pollensa viendo como Moreiras intenta enredar el sumario que lleva García-Castellón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_