Agua va
EL GOBIERNO ha aprobado un complejo paquete para aliviar tanto la- dramática situación de escasez de agua en el sureste español como las tensiones que la misma ha creado entre algunas comunidades. Por lo pronto ha endurecido la exigencia de ahorro de agua en los consumos de Murcia y Alicante, al tiempo que aprobaba el trasvase hacia estas provincias de las cantidades que Pedían sus agricultores, 55 hectometros cúbicos, para salvar no ya las cosechas, sino las plantaciones amenazadas. De esa cantidad, 31 con cargo a los excedentes que se calcula habrá en la cabecera del Tajo en la peor de las situaciones de sequía posible, y el resto, con cargo al abastecimiento.Murcia y Alicante recibirán el agua, pero habrán de controlar su consumo. Ante las tensiones que genera la escasez de agua y su reparto, sobre todo en Castilla-La Mancha, que en este caso la cede, es justo y lógico que se impongan restricciones a los receptores. Porque era absurdo que, si la mayoría de las grandes poblaciones del sur de España padecen cortes prolongados de agua, estas provincias disfrutaran de ella ilimitadamente. Mientras, sus agricultores reclaman mas agua para el riego.
El Consejo de Ministros aprobó también la instalación de potabilizadoras en diversos puntos de la España meridional, así como la construcción de dos nuevos sistemas de trasvase; uno para llevar agua a Toledo desde embalses reservados a Madrid, y otro desde el mismo trasvase Tajo-Segura- para derivar 40 hectómetros anuales hasta Ciudad Real y La Mancha. De ambos se beneficiará la comunidad que gobierna José Bono, como hoy lo hacen la Comunidad Valenciana y Murcia, gobernadas por los populares. Quizá la concesión a Castilla-La Mancha, aplaque algo la indignación de Bono contra esta práctica de solidaridad territorial que es el reparto de un bien común tan escaso como el agua. La sequía es un drama. Su solución pasa por un plan hidrográfico racional y realista. Mientras habría que pedir a los políticos que repriman la tentación de agitar las pasiones con las aguas.
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