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¡A bailar!

Dos hermanos llevan mediosiglo por los pueblos tocando jotas castellanas

Bajan por la calle en cuesta de un pequeño pueblo serrano, precediendo a la imagen de la patrona. En primer término, Gregorio GarcíaMoreno, sesentón no quiso precisar más toca la dulzaina. A unos pasos, su hermano Vicente, de 52 años, le pega al tamboril. Y entre ambos, la única prueba de que los tiempos cambian: Carmen García Rubio, veinteañera y abogada, hija del primero y sobrina del segundo, marca el compás con la mano derecha sobre el bombo, y el contrapunto con la izquierda haciendo sonar los platillos.Los dos hermanos son de La Matilla (Segovia), y residentes en el barrio madrileño de Cuatro Caminos, adonde arribaron en 1960 buscando traba o. Gregorio emjpezó a soplar un cuerno de cabra cuando tenía 12 años y pastoreaba las, ovejas; más tarde culminó su carrera musical con la dulzaina. Vicente fue más precoz. Comenzó con siete años con el bombo y el tamboril, y terminó inclinándose por este último.

Carmen, la innovación, empezó a tocar con 12 años, cuando la vergüenza y el tamaño del bombo le impedían levantar la vista del suelo. El contacto con la gente la atrapó, y ahora alterna su trabajo de abogada y las escapadas de fin de semana. Ninguno de los dos hermanos lleva la cuenta de los pueblos en los que han tocado. Saben que son cientos y no miles porque cada año vuelven a los mismos. "Los Molinos, Collado, Guadarrama, Moralzarzal, Cercedilla y toda la sierra desde El Escorial hasta La Hiruela", apunta Vicente. Aparte los de fuera de Madrid. Ahora van en coche, y no a lomos de burro o de una bicicleta como en sus primeros años; y hay fines de semana en que se desplazan más de 200 kilómetros.

Vicente asegura que los cambios han sido "incalculables": "Hace 15 años nadie miraba por estos pueblos de la sierra; en cuanto venía el frío era todo barro y piedras. Ahora todo está asfaltado, hay centros de salud y casas de cultura". Su rutina también ha cambiado. Antaño eran el alma de las fiestas: tocaban las dianas, en la procesión, en el baile por la tarde hasta el añochecer y vuelta a empezar después de la cena hasta la medianoche. Un repertorio de jotas castellanas y música tradicional "Pero ahora contratan a grupos con cantantes guapas", según Vicente. Afortunadamente, también su jornal ha variado. Desde las cinco pesetas de entonces a las 1,0.000 por cabeza -comida y copa a cargo del consistorio- que cobran ahora.

Gregorio insiste en que conste la otra especialidad de la familia: las bodas, que "antes duraban tres días". Pero la estampa no tiene color sepia: la última boda en la que tocaron fue el pasado 8 de julio en su pueblo natal.

Gregorio, Vicente y Carmen tocarán hoy y mañana en Gascones (N-I). Diana, pasacalles, procesión y baile nocturno.

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