Moreiras mete el pie

En Cosecha roja, la novela de Hammett, un detective investiga crímenes y corrupciones. Acaba de deducir que uno de los asesinos del director de un periódico es un joven cajero de banco. Se dirige a él y le dice: -Ahora, dime por qué le mataste.

El joven se sonrió, y dijo:

-¿A quién,al lobo feroz o a Abraham Lincoln?

Tras un breve diálogo, el detective miró destempladamente al joven hasta que éste bajó los ojos. Entonces te dijo:

Hablaste demasiado, muchacho. Demostraste demasiados deseos de abrirme toda tu vida como un libro. Es una característica corriente de los criminales aficionados. Siempre tienen que exagerar su franqueza.

Aficionados, según dice el detective, omnipotentes o, simplemente cogidos, el hecho es que las declaraciones de los dos principales acusados por delito de estafas, apropiaciones indebidas y falsedades por unos 7.000 millones en el caso Banesto -Mario Conde y Arturo Romaní- y las de su abogado en calidad de testigo -Mariano Gómez de Liaño- abrieron por sí mismas un camino fructífero a las investigaciones del juez Manuel García-Castellón y el fiscal Florentino Orti. Esos testimonios, en diciembre y enero pasados, y los trabajos periciales constituyen la piedra angular del sumario. La solidez de la instrucción no procede especialmente de esas comparecencias. Durante la vigencia del secreto de las actuaciones, ha habido tres testigos de cargo, cuyos testimonios invalidaban las explicaciones fantasmagóricas de Romaní y Conde en relacion con la presunta estafa por valor de 1.500 millones en la operación de compraventa de paquetes de empresas cementeras. Esas personas son José y Emilio Serratosa y Carlos García Pardo. Estos testimonios son algunos de los 22 que deberán repetirse según la resolución del juez Moreiras, en-ausencia del juez titular, Manuel García-Castellón, ahora de vacaciones. La habilidad más conocida de Conde ha sido la de explotar en su propio provecho las debilidades y apetitos ajenos. Conde, Romaní y Gómez de Liaño se cercioraron en los primeros días de julio - Miguel Gómez de Liaño se encargó de confirmarlo en el juz gado- de que Garcia Castellón saldría de vacaciones hacia el 13 ó 14 de julio. El día 10 presentaron un escrito en nombre de Conde y otros querellados pidiendo al propio García Castellón la nulidad de todo lo actuado. El juez rechazó la petición. inmediatamente. El 12 de julio, un día antes de la partida, de García-Castellón, Miguel Gómez de Liaño presentó un escrito en nombre de Romaní en el que pedía la nulidad de las actuaciones y varias diligencias. Entre ellas, la repetición de 22 declaraciones realizadas bajo el secreto del sumario y la toma de declaración de 24 nuevos testigos, 14 de los cuales son del Banco de España. García-Castellón no pudo estudiar esta petición. El papel estaba esperando a Moreiras, que se hizo cargo de los asuntos el 15 de julio.

Tanto la estrategia de Conde como la resolución adoptada por Moreiras son legítimas. Nadie puede impedir a un acusado que enrede para mejor defenderse; y Moreiras ha actuado dentro de la ley. Pero se puede afirmar que Moreiras es juez y parte. Primero, porque ha reclamado desde el principio llevar las actuaciones. Segundo, porque se ha opuesto, en abril pasado, a la prórroga del mandato de García-Castellón otros seis meses, hasta el 27 de octubre. Y tercero, porque él mismo, Moreiras, instruye desde octubre de 1993 un asunto -facturas falsas de Banesto y Argentia Trust- sobre el cual estima procedente establecer una conexión con el sumario Banesto. Aunque Moreiras no ha admitido las razones para decretar la nulidad de las actuaciones -hasta ahí podíamos llegar-, lo cierto es que resulta difícil comprender su celeridad en el escrito resuelto, máxime cuando ninguno de los testigos será llamado a repetir su declaración o a deponerla en agosto. Además, sabía que García-Castellón estará de regre- so pronto, como máximo el 14 de agosto.

Si la urgencia no puede explicar su actitud hay un hecho que ayuda a comprenderla. El juez Moreiras ha querido meter una pata, oficialmente, en el sumario del caso Banesto aprovechando las vacaciones del juez que lleva el asunto. La idea es que esto le coloca a Moreiras en mejor posición para dar la batalla en octubre, cuando el Consejo General del Poder Judicial tenga que decidir sobre la prórroga del mandato de García-Castellón. A pesar de las intoxicaciones y lo que dicen los escritos de Conde y Romaní, García-CaStellón no ha sido nombrado "por última vez", sino por seis meses, es decir, el lapso por el que se nombra los jueces de apoyo.