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Calvo Serraller: 'Lo que hoy conocemos por arte puede estar muriendo'

El crítico y profesor inicia en la UIMP un seminario sobre la creación en el fin de siglo

Javier Sampedro

Casi un siglo después de que la generación del 98 diera por enterrado el delirio imperial, la cultura española ha salido del ensimismamiento, pero para entrar en un "cosmopolitismo militante" que amenaza con convertirla en feria de apariencias. Con una mirada crítica al espectáculo ruidoso de este fin de siglo, el catedrático de historia del arte, Francisco Calvo Serraller concluye: "Lo que conocemos como arte, que empezó en el siglo XV, puede estar muriendo ahora".

Calvo Serraller inauguró, ayer el seminario 1898-1998, Arte y cultura de dos fines de siglo, en la UIMP de Santander. Si el pasado Fin de siglo fue el del ensimismamiento, el actual es el de la "alteración", según Calvo Serraller, tanto por la masificación y la trivialización de una cultura que ha entrado de lleno en el universo de las leyes del mercado, como en el sentido etimológico -alter, otro- de alienación y enajenamiento.Lo que va de un fin de siglo a otro es lo que va de la reflexión a la extraversión, de la pasividad a la acción, del egocentrismo y del fértil pesimismo a la vitalidad y al derroche de medios, pero también a una "Pérdida ingenua de complejos", que tiene más que ver con la ignorancia que con el arrojo, según Calvo Serraller, que, comenta con ironía que la democracia y el progreso no garantizan la excelencia artística y le brinda un guiño al recientemente fallecido Ciorán: "Hacer sufrir a un carnicero y tendréis un poeta".

El ex director del museo del Prado no menosprecia las ventajas de la situación actual: las exposiciones de Paul Klee provocan colas que dan varias vueltas a la biblioteca nacional, la cultura mediática, rompe la soledad dramática de los intelectuales, y la tradicional oposición entre la "España blanca", folclórica y conformista, y la "España negra", tremenda y goyesca se diluye en cosmopolitismo.

Pero el precio de este, progreso ha sido demasiado alto, según él. "El mundo artístico no viene definido por genios singulares", dice, "sino por una sucesión de acontecimientos espectaculares, como exposiciones que sólo aspiran a reunir más cuadros que la anterior, ferias de arte cuyo éxito se mide por el número de visitantes -no de compras- y museos de arte que no tienen colección propia".El catedrático ve con recelo la masificación del arte. La publicidad oficial de estos eventos, señala, crea una ansiedad colectiva que es una forma de profanación de las obras. El público, va por que "hay que ver algo", y "algo", puede resultar ser Velázquez, los Rolling Stones o un partido de fútbol, pero "se asiste a las cosas sin amarlas". ¿Elitismo? Nada más lejos del sentir de Calvo Serraller, que asegura: "Yo quiero a las mayorías, por eso no quiero engañarlas". El arte, insiste, no es para mayorías, sino para "inmensas minorías". Calvo Serraller admite que la supervivencia del arte plástico está en cuestión, pero no es pesimista. "Puede desaparecer una forma del arte sin que desaparezca la creatividad", y añade: "El cine ha dado muchas capillas sixtinas".El ex director del museo del Prado repasó ayer los tres polos artísticos que aparecieron asociados de un modo u otro a la generación del 98. Los valores de esta segunda edad de oro de las letras españolas se reflejaron en los paisajes de Aureliano de Beruete. Aunque otros pintores como Regoyos, Gutiérrez Solana y Zuloaga enlazan bien con la vía abierta por Beruete, Calvo Serraller recordó que Sorolla, Rusiñol, Casas y otros trabajaban en líneas muy diferentes. El tercer polo lo marcaron los españoles de París, que mantuvieron su raíz con España pese a participar en las vanguardias.

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