Bienvenidos, gente afortunada
(Carta resumen para todos los residentes en Madrid que en estos días finalizan sus vacaciones, en las cuales no han comprado un periódico, no han leído una revista, no han oído otra radio que las musicales y no han visto un telediario ni por casualidad. O sea, han hecho lo necesario para disfrutar de un tranquilo y reparador descanso).Queridos todos:
Antes de nada, bienvenidosb a Madrid. Ya sé que esta amigable salutación no os consolará de la lógica depresión que os invade en estos momentos, y que irá en aumento cuando debáis soportar, entre otras adversidades, la simultaneidad de vuestra vuelta con la salida-huida de familiares, amigos y compañeros y el consiguiente cachondeo. Pero no os preocupéis, pues os cambiará el humor al saber los diversos acontecidos que han: sucedido en vuestra ausencia y que confirman: la sabiduría que os ha acompañado al haber elegido julio como mes de vacaciones.
Empecemos por el tiempo, tema inevitable e ineludible en cualquier. conversación que se precie. Esto ha sido un infierno. Se han batido récords de temperatura y también de sudor. Mientras estabais en lugares apacibles con el mar más a mano que aquí (veraneantes en Sevilla, excluidos), Madrid ha sido un puro sudor. Ha sudado por la mañana, nada más levantarse; ha sudado sin parar durante todo el día, y ha vuelto a sudar ininterrumpidamente por la noche. Sudor en los coches, en los taxis, en el metro, en la entrada del Museo del Prado, en la Casa de Campo, en las terrazas, en los cines al aire libre y en todas las casas no dotadas de aire acondicionado, que son muchas.
Por si no fuera poco con los rigores de la madre naturaleza, alguna que otra cosa de humanos ha subido aún más la temperatura. Durante el mes de julio se ha desarrollado en la Audiencia Nacional un concurso de pájaros cantores que tuvo como colofón, al menos hasta el momento, la actuación del gallo Damborenea (calificado como terrorista por este periódico de forma más que acertada). Resulta que después de decir que no, Dambo (apodo que le va como anillo al dedo), ahora dice que sí, pringa a González y, lo peor de todo, desarrolla una vomitiva apología del terrorismo de Estado. ¡Qué suerte el no haber tenido que soportar tal sarta de desafines!
Los que viváis por Argüelles seréis rápidamente informados de los repetidos y estúpidos desmanes, amén de cobardes agresiones, cometidas en vuestra zona por los cabezas huecas (grupo que engloba a todo aquel que, con pelo o sin él, tiene el cerebro huérfano, de cualquier idea que no sea la violencia, el fascismo, el racismo y otras sutilezas propias de su especie animal, y nunca mejor dicho).
En política internacional, si no llega a ser por los franceses y su deseo de reanudar las pruebas nucleares en el Pacífico, el aburrimiento habría sido total (¡qué original a la vez que ecológicarnente sensible estuvo Aznar siendo él único que apoyó a Chirac!). Lo de Bosnia sigue como estaba cuando os fuisteis. Los serbios campan a sus anchas, atacan a los que les da la gana, conquistan lo que les apetece, dan el pasaporte a quien quieren (preferencia para los musulmanes) y, mientras tanto, la comunidad internacional, encabezada por la ONU, hace el ridículo. Ya veis, sin cambios.
Ha habido más cosas, como el habitual fervor nacionalista de todos los años con Induráin y sus gestas en tierras hostiles, los primeros días de Gallardón, el penoso verano del Real Madrid a la búsqueda de dinero y fichajes, un espectáculo radiofónico dantesco entre Gil y Pilar Rahola llamándose de todo, y mil programas televisivos refrescantes-lamentables. Por mucho que el mes de agosto venga malo, será difícil que supere las cotas alcanzadas. Pero eso ya nos lo contaréis cuando volvamos en septiembre. Os dejamos al cuidado de Madrid. Que la fuerza os acompañe.
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