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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Karadjic, doctor 'honoris causa'

Leer la prensa diaria se está convirtiendo cada vez más en un mal remedio para los que la hipocresía, la cobardía, las mentiras y el cinismo de los gobiernos occidentales nos provocan úlceras de estómago. Hace escasos días fue Tuzla, ayer fue Srebrenica, ahora es Zepa y todo indica que no muy tarde puede ser Gorazde. Mientras tanto, Sarajevo agoniza, a pesar de los esfuerzos heroicos de los miles de personas que día tras día luchan por sobrevivir entre palabras y discursos cargados de mierda de los gobernantes de la comunidad internacional. Cuando hace unas semanas muchos de nosotros nos manifestamos en Cannes en contra de la cínica neutralidad internacional, el señor Chirac, presidente de Francia y uno de los puntos nucleares de la inacción, respondió a las demandas de soluciones de los eurodiputados Mendiluce, Kouchner y Panella -entre otros- con un "no voy a entrar en el juego de, considerar buenos y malos en esta guerra, debemos tratarlos a todos por igual". Sin embargo, parece que ahora sea la voz que pide la intervención más decisiva para echar a MIadic, a Karadzic y a su pandilla de asesinos fuera de Srebrenica. Muchos -y especialmente el pueblo bosnio- ya estamos hartos de este doble juego al que se presta, además, el plenipotenciario de Naciones Unidas en Bosnia, Yashushi Akashi. Hace tiempo que, se perdió la coherencia de los discursos. Sin embargo, el problema es simple: hay un bando agresor -los serbobosnios leales a Karadzic y apoyados por Milosevic- y un bando agredido -los bosnios que luchan por mantener la multiculturalidad- Y la solución, aunque reconozco que no es simple, y que siempre es dolorosa, sólo puede salir del siguiente binomio: o utilizamos todos nuestros recursos político-económicos (embargo efectivo), militares (intervención puntual bien preparada y coordinada) y humanitarios (el único que por ahora funciona con una cierta coherencia) y acabamos ya con esta barbarie, o aceptamos la mayor derrota de la historia de las Naciones Unidas, retiramos los cascos azules de Bosnia y levantamos el embargo de armas a Bosnia para que puedan defenderse. Lo que no podemos es privarlos de las dos cosas al mismo tiempo. En Monsieur Verdoux, Charles Chaplin decía: "La diferencia entre un asesino y un héroe es sólo de número. El pri mero mata a cinco, el segundo mata a un millón". Si continuamos permitiendo esta farsa no sólo estamos convirtiendo a Karadzic en un héroe, sino que, además, tendremos que nombrarle dentro de poco doctor honoris causa por la Universidad de la Vergüenza, por sus indignantes trabajos de investigación en limpieza étnica. Y lo peor es que no está solo.-

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