_
_
_
_

'Maina', un pájaro respondón

Pierden un ave, ponen anuncios por el barrio y lo recuperan

Un pájaro de la especie de los estorninos responde a quien le saluda utilizando su nombre: Maina. Carlos Martínez Terrova y María, su mujer, conviven con una de estas aves desde hace más de dos años,El pasado 1 de junio, Maina vio el cielo abierto y voló hacía un rumbo desconocido. La pareja propietaria del ave puso en marcha un dispositivo de búsqueda por el barrio de Salamanca que sorprendió a todo el vecindario: en las calles aparecieron pegados unos carteles con el dibujo de Maina, en el que se especificaba que respondía por su nombre y decía otras palabras como hola, bravo, Carlos o socorro.

Mientras tanto, en una ático situado a 100 metros de la vivienda de Carlos y María, un matrimonio daba de comer a las palomas del barrio acompañados por su nieta de nueve años. Al ágape se sumé un ave desconocida. Cuando la niña exclamó: "¡Mira qué pajarito!", Maina contestó: "Hola Maina".

El matrimonio y la niña se quedaron, primero, estupefactos y, después, sorprendidos cuando empezaron a entablar una especie de diálogo con el pájaro, de color negro azulado y del tamaño de un mirlo. Maina, se posaba tranquilamente en la cabeza y brazos de la niña y los saludaba de uno en uno.

La pareja construyó un cómodo habitáculo para su nuevo inquilino y le compró varias clases de piensos hasta que encontraron el que más le gustaba. Cuando ya se habían encariñado con Maina vieron los carteles con los que se la intentaba encontrar y llamaron a sus dueños.

María comentó que durante una semana, Carlos y ella, recorrieron todo el barrio imitando los silbidos que Maina suele hacer en casa: "Oímos cómo un grupo de amigos que tomaba copas en un bar comentaban entre sí que habían visto a una pareja de locos silbando por la calle y mirando sin parar a las azoteas".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"Ha sido una historia con final féliz", dice Carlos, deleitándose al contar lo cariñoso y pulcro que es su animal de compañía. Maina se baña todos los días, protesta cuando el agua de su jaula está sucia, sabe cantar ópera y cuando llega el atardecer busca su nido en la biblioteca del salón, oye música y ya no se le puede molestar hasta el día siguiente.

Los mainas son unas aves sagradas del Himalaya que reproducen con gran precisión los timbres de voz de sus interlocutores. Sobre ellos gira una leyenda que tiene cierta similitud con el Romeo y Julieta de William Shakespeare. En la India antigua también hubo una historia de desamor entre dos jóvenes. Las familias les prohibieron que siguieran viéndose y un maina hacía de mensajero del amor, reproduciendo lo que cada amante quería comunicar al otro con el mismo timbre de voz de cada uno de ellos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_