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Estados Unidos, a fuego lento

Más de un centenar de fallecidos por la ola de calor que arrasa Chicago y la costa este

La ola de calor que lleva una semana cocinando a fuego lento la mitad oriental de Estados Unidos se había cobrado hasta ayer un mínimo de 166 vidas humanas. El jueves, el termómetro había sobrepasado los 41 grados en Chicago, y la oficina del forense del condado utilizó la palabra "desastre" ante las cámaras de televisión para explicar cómo el depósito de cadáveres local estaba desbordado por el exceso de cuerpos. Ayer las autoridades de Chicago, informaron que otras 56 personas habían muerto a causa del calor, elevando a 97 la cifra provisional de víctimas. Los cuerpos de otras 215 personas esperan la autopsia para conocer las causas de su muerte.El escenario infernal se trasladó el viernes a las capitales de la costa este, y Nueva York registró el sábado la tercera temperatura más alta del siglo: 38 grados empapados de humedad y contaminación de los que se cortan no con un cuchillo, sino con una sierra mecánica.

A la una de la madrugada del sábado, 30 grados centígrados azotaban la ciudad de Washington, la capital del país. Seis horas después, 33 grados exprimían un infecto olor de la basura que se había acumulado en las calles de Nueva York durante la noche, una rotunda premonición de lo que preparaba la jornada. Quienes no huyeron a la playa o se refugiaron en los cines con aire acondicionado respiraron una especie de sopa de fuego mientras contemplaban sobre sus cabezas la neblina amarillenta de contaminación que ha tintado a la ciudad durante toda la semana.

Sólo en dos ocasiones, en 1936 y en 1977, había sufrido la ciudad de los rascacielos un calor tan acusado. Los 38 grados que se alcanzaron anteayer provocaron más de 4.000 llamadas a los servicios de emergencia locales por casos de deshidratación y problemas respiratorios. El efecto de dicha temperatura, combinada con la altísima humedad, se estima que es el equivalente a 47 grados centígrados.

La compañía eléctrica de Nueva York registró el sábado la mayor demanda de electricidad en un día no laborable. El bienestar de los inquilinos con aire acondicionado era inversamente proporcional al de los viandantes que respiraban el calor en bruto expulsado de las viviendas y adquirían así en sus rostros un nuevo rasgo insalubre de agotamiento físico. No fue, desde luego, el mejor día del año para hacer publicidad turística de Nueva York.

Otras capitales de la costa este de EE UU, como Filadelfia o Baltimore, registraron también temperaturas récord durante el fin de semana, y en Washington se tuvieron que desalojar varios monumentos nacionales en cuyo interior la atmósfera era irrespirable.

Las tormentas de relámpagos que comenzaron a desatarse el sábado por la noche añadieron un nuevo factor de peligrosidad y causaron al menos seis muertes en. los Estados de Nueva York y Ohio. Además, ayer por la tarde los servicios meteorológicos dieron la alarma de que una tormenta. tropical se acercaba a la costa de Florida.

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