A cada cual su agravio

Me dirijo a usted en relación a la carta del señor José Antonio Zabalgoitia, consejero de prensa de la Embajada mexicana en Madrid, publicada por EL PAÍS el pasado, 5 de julio. Como aclaración oficial de la limpieza, buena fe y legalidad ¿le la expulsión del sacerdote español Rodolfo Izal, y del desempeño del Gobierno mexicano en Chiapas, la carta del señor Zabalgoitia es un chasco (no explica nada). Como nota diplomática en defensa de una imagen nacional, la carta es un total despropósito. De cualquier, forma, yo, como historiador mexicano, archivo la carta del señor Zabalgoitia como muestra de la sobrevivencia, a fines del siglo XX, del nacionalismo oficial posrevolucionario que grita "¡México, México, México!" cada vez que, no puede dar razones, discutir o apelar a leyes claras, aplicadas y justas en térirninos nacionales e internacionales. Dice el señor Zabalgoitia: "Finalmente, que el señor Izal afirme que 'México es un país de mentiras' constituye un agravio a los mexicanos". Mexicanos y no mexicanos ignoramos, cuáles son las razones verdaderas y puntuales de la expulsión de señor Izal, y de otros sacerdotes, como tampoco sabemos quién mata a quién y por qué, quien gana elecciones, quién desvía recursos, quién es el "dios detrás de dios" que trama impunemente el próximo paso.Este estado de cosas hace que las afirmaciones del señor Izal no sean un agravio, sino una perogrullada de todos conocida. Decir que México es un país de mentiras es decir: o que es país de ficción, o que es país lleno de mentirás. En ambos sentidos, los mexicanos sabemos, quién ha hecho del país una simple fachada de leyes incumplidas, y quién nos lo ha llenado de mentiras. La frase del, señor Izal no agravia a nuestro México, sino el del señor Zabalgoitia. Su carta y sus alrededores políticos, en efecto, agravian al México de muchos. A cada cual su agravio.-