El calvario de un equipo de bar
El Santa Ana corre el peligro de malograr su ascenso a Segunda B por falta de dinero
El sueño de un club modesto está a punto de estamparse contra la realidad. El Santa Ana, el equipo de una peque ña colonia del barrio de Valverde (distrito de Fuencarral), lucha desesperadamente por conseguir el dinero que le permita ascender a Segunda División B. En el frente deportivo, el equipo consiguió la inesperada hazaña. Pero sus arcas no estaban preparadas para la sorpresa y el presidente ha tenido que, dedicar las dos últimas semanas a improvisar una salida a la crisis.Y es que no es lo mismo jugar contra Las Rozas que hacerlo contra Las Palmas: en Tercera División, todos los partidos se disputaban en la Comunidad de Madrid. La Segunda División B es otra cosa: 13 millones de presupuesto no son suficientes. Rafael Hernández, el presidente, se, reunía ayer por la noche con los socios para intentar buscar una salida. Al mediodía había visto cómo se partía en dos el último cable al que se podía agarrar: la solicitud de una ayuda de ocho millones al Instituto Municipal de Deportes era denegada. Sólo pueden conceder 250.000. Sin los ocho millones, el ascenso resulta inviable. Y en caso de conseguirse, el Santa Ana tendría la mitad de dinero que el equipo menos potente de la categoría en el frente económíco. El equipo corre el peligro de no poder refrendar su sueño en el frente económico: su hazaña deportiva se transforma en cenizas.
La historia de este pequeño club empezó entre cañas y tapas de mejillones. El propietario del bar Félix, ubicado en la colonia de Santa Ana, quería tener un equipo de fútbol y convenció a un grupo de chavales para formarlo. Era el año 1973.Chicos con talento
Funcionó bien. Los chicos tenían talento. De una foto del equipo colgada en la pared se pasó a instalar los trofeos en el salón-comedor. El equipo cosechaba éxitos y las esposas de los directivos del club lavaba n los uniformes de los jugadores después de cada partido. "Las cosas no han cambiado mucho", aseguran. El Santa Ana sigue siendo hoy el equipo de una pequeña colonia ubicada en el barrio de Valverde -31.640 habitantes-. Si consigue el dinero, tendrá que jugar contra clubes de capitales como Las Palmas, con presupuestos veinte veces superiores.
El Deportivo AV Santa Ana es el fruto de la fusión de dos clubes: el Deportivo Santa Ana -el del bar Félix- y el Asociación de Vecinos Santa Ana. Dos equipos en una colonia tan pequeña era demasiado. Alfredo Fernández presidía el club de la asociación en 1991, cuando se aprobó la fusión. "Era un equipo de barrio y había jugadores muy informales que no iban a los partidos", recuerda Fernández. "Había dos opciones: fusión o disolución", dice. Ahora, Fernández es el vocal del refundado club. Y Félix Pérez, el propietario del bar, es el vicepresidente económico.El club es una familia. Rafael, el presidente, empezó como entrenador. "Mi hermano, que era jugador, me pidió que me hiciera cargo de la plantilla en 1980", recuerda. Duró, cosa poco habitual en el sector, siete años en el puesto. La unión interna es lo que explica el éxito deportivo del Santa Ana, según el presidente. "Somos un grupo de amigos", dice. "Los antiguos jugadores entran en la directiva, los que están en activo participan en las decisiones, los refuerzos vienen de la cantera...La misma filosofía de hace quince años". Incluso hay jugadores que han renunciado a ofertas "astronómicas" de otros clubes para quedarse con la familia. "Además", señala, "una de las claves es que nunca hemos interrumpido el contrato de un entrenador. Todos lo cumplen hasta el final". Lorenzo Calleja, un hombre de la casa, ha sido designado para conducir al equipo la próxima temporada en sustitución de Juan, Gea, el hombre que consiguió el a Segunda B.
El equipo juega en el campo municipal que les ha cedido la junta municipal. El club paga el mantenimiento el césped. Con todo, el presiente espera poder doblar el presupuesto del año pasado y llegar a los 22 millones.
De los tiempos del bar Félix sólo queda un jugador:Uría. Empezó en la categoría de infantil y ya no dejó de dar patadas a los balones vistiendo la camiseta del Santa Ana. Hasta este año. El jugador tiene una oferta para quedarse en el club como directivo. "Jugar al fútbol, trabajar y estudiar a la vez es muy complicado", cuenta. "Si cuelgo las botas podré estudiar de una vez por todas", dice. Antonio Uría, de 30 años, quiere ampliar sus conocimientos de informática.
Santa Ana es un barrio que pertenece al distrito de Fuencarral. En apenas un kilómetro cuadrado se concentran 4.000 habitantes cuyo corazón se dividía esta temporada en tre dos clubes de Tercera División: el Fuencarral y el Santa Ana.
El Santa Ana tan sólo tiene 250 socios. El objetivo para el presidente ahora es intentar reclutar nuevos aficionados en el barrio del Pilar, en Tetuán, en el El Pardo. "Antes teníamos 50 espectadores. Ahora tenemos 200. Necesitamos más apoyo". Siempre y cuando solvente una papeleta de color verde y con muchos ceros. Una tarea muy poco sencilla.
El 'cochebús'
Los jugadores siempre han ido a los partidos en su coche particular. El alquiler de un autobús para los desplazamientos a otros campos de la Comunidad estuvo fuera de las posibilidades del club.Así, el cochebús era la solución al problema: los jugadores se ponían de acuerdo para ir juntos en automóvil.
Cuando el dinero faltó, la imaginación y la buena voluntad ayudaron a remediar los apuros. El club ya estuvo a punto de renunciar a un sueño a principios de junio: no tenía dinero para sufragar los viajes que conllevaba la participación en la liguilla de ascenso a Segunda B.
Fue entonces cuando los jugadores se ofrecieron para ayudar a cubrir los agujeros financieros del club: organizaron una rifa y llegaron a recaudar 200.000 pesetas. Además, la Junta Municipal concedió una ayuda de medio millón de pesetas. El club todavía está a la espera de cobrar el dinero prometido. En el Santa Ana, como en tantos clubes modestos, los jugadores se ven obligados a llevar una doble vida: los sueldos que reciben, de 20.000 a 25.000 pesetas, no dan para mucho. Gele y Bruno trabajan en una oficina, Martínez Blanco es representante, Utrilla trabaja en un almacén... Y también hay estudiantes, como Gustavo, que quiere ser ingeniero. Los sueldos de los jugadores corresponden a un exiguo presupuesto: el club manejo durante la pasada campana un presupuesto de 10 millones pesetas, a dividir entre los siete equipos que tiene, desde los infantiles hasta los semiprofesionales.
Al principio de la pasada temporada, los dos equipos del distrito, Santa Ana y Fuencarral, abordaron una operación de fusión, en un intento de ensanchar sus respectivos horizontes económico.
No resultó, con lo que el corazón de la afición del distrito sigue dividido.
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