"Espero que en cinco años las tarifas las fije el mercado"

Trasladó en abril los bártulos desde el Tribunal de Defensa de la Competencia a la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico. Miguel Ángel Fernández Ordóñez, uno de los defensores más reputados del liberalismo sin tapujos, se enfrenta al sector más regulado de la economía española. Su tarea, examinar primero el funcionamiento del monopolio y dinamitarlo después... poco a poco.Pregunta. ¿Qué objetivos y proyectos tiene en la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico?

Respuesta. Cumplir lo que dice la Ley, que atribuye 19 funciones a la Comisión y que se pueden resumir en dos. La primera es la regulación y retribución del monopolio. En ella se incluyen aspectos como la retribución de las eléctricas mediante la tarifa y también la preocupación por el consumidor, el problema del precio y la calidad del servicio eléctrico. La segunda gran tarea es la de hacer propuestas al Gobierno para introducir competencia en el sistema. Trataremos de ir sobre seguro, no experimentar y, a la vista de ello, hacer las propuestas que nos encarga la Ley, que son: desarrollar el sistema independiente, concursos para nueva generación, introducir competencia en la comercialización, etc. Esas son las dos líneas de traba o regular bien el monopolio y hacer propuestas para la ruptura del monopolio. Ninguna de las tareas es fácil.

P. Entonces, entiende que no se ha producido la liberalización en el mercado eléctrico.

R. No, no, el monopolio se extiende todavía por todos los niveles: en el de generación, en el de transporte, en el de distribución y en el de comercialización. ¿Por qué digo que es un inonopolio? Porque el usuario está obligado a comprar a quien le digan, sin poder elegir la empresa que él quiera. La norma general en todo el mundo es que que transporte y distribución funcionen como monopolios. A nadie se le ha ocurrido montar dos empresas de transporte eléctrico o de distribución. Pero si se le ha ocurrido que la generación pueda estar en competencia y que la comercialización también lo esté. La compañía que lleva a cada hogar los cables no tiene por qué ser la que vende la electricidad. En electricidad, hay dos segmentos de negocio que deberán seguir siendo regulados, que son el transporte y la distribución. Pero hay otros en los que se puede introducir competencia. Por ejemplo, deberíamos impulsar el sistema independiente, previsto en la Ley, para que la gente pueda contratar con quien quiera.

P. Entiendo que en estos momentos la Comisión está analizando el monopolio eléctrico.

R. En estos momentos estamos estudiando a fondo el sistema retributivo. El sistema es de una complejidad impresionante. Todavía no tenemos una evaluación siquiera sea aproximada, pero nos empiezan a sorprender algunas cosas. Por ejemplo, que en muchos costes se reconozca que todos los años crecen como el IPC. Hombre, si todos los gastos de las empresas españolas aumentaran con el IPC, estaríamos perdidos. Habrá que buscar sistemas que obliguen a las empresas eléctricas a ser más eficientes. Sin embargo, debo precisar que yo tengo un juicio muy positivo y un enorme respeto con lo que se ha hecho en el sector eléctrico desde 1982 hasta ahora. Desde 1987 se ha conseguido que las tarifas crezcan por debajo del IPC y que la situación financiera de las empresas eléctricas haya mejorado. Ya me gustaría que esto fuera así en el futuro.

P. ¿No es más espectacular el resultado por la pésima situación de las empresas en 1982?

R. Sí, las empresas estaban en una situación muy deteriorada, con unos planes de inversión exagerados. Imagínese si esos planes no se paran, lo que le hubiera costado al consumidor. ¡Lo que estaríamos pagando ahora!

P. ¿Examinará la Comisión si las empresas segregan sus negocios no eléctricos?.

R. A eso están comprometidas las empresas por la Ley. El 20 de julio comprobaremos si se ha cumplido la legalidad. No estamos esperando a ver que pasa; hablamos con las empresas para recordarles la situación.

P. La Comisión tiene que vigilar que las cuentas del negocio eléctrico no quedan afectadas por operaciones en diversificación.

R. Esa es otra cuestión. Una cosa es la separación jurídica y otra que cualquier transacción que hagan estas empresas, ya separadas, que afecten al negocio eléctrico deben ser autorizadas por la Comisión. Tenemos que estudiar un sistema de autorización para esas transacciones.

P. ¿Cuándo tendrá la Comisión su propuesta de cambios sobre el sistema retributivo actual?.

R. Yo creo que debería tener una propuesta clara y definitiva sobre el sistema retributivo antes de que acabe este año, por supuesto antes de la propuesta sobre tarifas que haremos al final de 1995. También es verdad que todavía no nos han llegado las respuestas de las empresas. Porque yo mandé una carta a las compañías diciéndoles que si les parecía que había algo no objetivo o discriminatorio en el sistema que me lo comunicaran. Dos empresas me han contestado, pero faltan algunas. Lo lógico sería que en octubre podamos entregar algo al ministerio.

P. Hay quien dice que la diferencia de función entre el ministerio y la Comisión no están claras.

R. En cuanto al reparto de i funciones, la Comisión se parece mucho al Banco de España o a la CNMV. Como en los casos citados, no puede hacer ni una Ley, ni un decreto ni una orden ministerial. Por ejemplo, la fijación de las tarifas cada año es un decreto del gobierno; pero la función de la Comisión será hacer una propuesta de tarifas. Si un organismo de estas características tiene staff, independencia, capacidad de inspección, etc., está garantizado que la propuesta que llega al ministerio es independiente y está estudiada, resultaría difícilmente rechazable.

P. ¿Usted está de acuerdo con las funciones y grado de independencia de la Comisión?

R. Para arrancar, no está mal. Hay un equilibrio en el que, para entendernos, la fuerza moral está en la Comisión y la legal en el Gobierno. Si la institución gana en confianza y credibilidad, a lo mejor en el plazo de cinco años el Parlamento decide que la Comisión fije las tarifas. Aunque mi esperanza es que en el plazo de cinco años las tarifas no las fije nadie, sino que las establezca el mercado.

P. ¿Ese es el modelo final, que las tarifas desaparezcan y el precio del kilowatio lo fije el mercado?

R. Hombre, las tarifas de transporte y distribución, siempre tendrá que fijarlas alguien, porque serán un monopolio. Pero en el caso de los precios de generación y comercialización, yo tengo la esperanza de que los consumidores, sobre todo los de una cierta magnitud, puedan negociarlos, como cualquier otra producto.

P. ¿Hará la Comisión alguna propuesta para resolver las diferencias que hay en Europa entre libertad del mercado eléctrico y el mantenimiento de monopolios como Electrecité de France?

R. No, no, esa tarea corresponde al Gobierno. Pero sí hemos organizado reuniones para generar ideas al respecto, con motivo de la presidencia española. Tenemos una posibilidad magnífica en el siguiente aspecto: hoy, en el mercado común de electricidad, está la posición inglesa, absolutamente liberal, y el resto de los países, en contra de la posición inglesa. La ley española es la más avanzada, en cuanto a liberalización, después de la inglesa. La Ley de Ordenación del Sistema Eléctrico (LOSEN) es una revolución hoy en Alemania, Gran Bretaña, Italia, Bélgica, Francia... España podría tener una posición intermedia entre los partidarios del monopolio y el ultraliberalismo inglés.