LA FUERZA DEL TORRENTE.
La calle de Javier Fernández Golfín, de Pozuelo, se convirtió ayer en un torrente por la insuficiencia de un colector de agua y la falta de limpieza en la vía pública, pues los desperdicios lo taponaron. El torrente, desbocado, arrastró lo que encontraba a su paso, incluidas decenas de vehículos como el que figura en la fotografía. El fango y el agua entraron en los subterráneos y en las plantas de acceso de los chalés que bordean esta calle.
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