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CARA Y CRUZ DE UNA FINAL

Luis firmará el lunes con el Valencia

Roig fracasa en su primer proyecto y la oposición busca un líder

Francisco Roig trabaja ya con su consejo de adminitración en una profunda remodelación de la plantilla. Ayer anuncié que Luis Aragonés firmará el lunes como nuevo técnico del equipo, que Mazinho ha renovado por dos años -hasta ahora jugaba como cedido del Palmeiras- y que espera a Viola para la semana próxima. También parece que ninguno de los jugadores que termina contrato (Penev, Eloy, Arroyo, Roberto, Giner y Maqueda) tiene el beneplácito para seguir.

El inaudito entusiasmo de la joven hinchada del Valencia, que vitoreó en masa a su equipo a pesar de la derrota, no oculta, sin embargo, el fracaso de la primera temporada de Roig al frente del club. El tercer presupuesto de la Liga no ha logrado entrar en Europa. Cercado de nuevo por numerosos enemigos, Roig se prepara para la próxima asamblea general de accionistas que se celebrará probablemente en agosto. En ella se decidirá su continuidad al frente de la entidad. Roig propondrá una ampliación de capital que le permita controlar el club. La oposición, por su parte, busca un líder que aglutine a los descontentos y que tenga el suficiente carisma para derribar el populismo de Roig.

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El que fuera vicepresidente económico en los primeros meses del mandato de Francisco Roig, Vicente Andreu, ha recibido la propuesta para encabezar la oposición. "Primero quiero que haya unanimidad en que sea yo la persona adecuada. Después ya veremos", dijo ayer Andreu. Los accionistas que se enfrentaron a la elección de Roig esperan contar ahora con un aliado inesperado: la Agrupación de Peñas.

"Esto es para llorar". Pedja Mijatovic, con una bufanda del Valencia atada a la cabeza, apenas podía contener la emoción cuando, pasada la medianoche del martes, 2.000 aficionados aclamaron al equipo en el aeropuerto de Manises. Una hora después, el recibimiento fue todavía más entusiasta en Mestalla. Cerca de 10.000 jóvenes se rebelaron contra la derrota y la celebraron como un triunfo. Se habían preparado para la fiesta y la festejaron en cualquier caso. Reclamaron a los jugadores que saltaran trajeados al césped, botaran todos unidos e incluso pronunciaran unas palabras de agradecimiento. Los gritos de "Lubo, Lubo" retronaron más fuerte que nunca en Mestalla.

El búlgaro sabía que ésta era la última vez que pisaba el campo de Mestalla como valencianista. Momentos antes, sus desaveniencias con Roig quedaron una vez más de manifiesto: echó al presidente del vestuario al concluir el encuentro.

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