El Reino Unido logra que España aplace sus sanciones contra Gibraltar
Douglas Hurd consiguió una prórroga. El ministro, británico de Asuntos Exteriores obtuvo ayer en Madrid un plazo de gracia hasta que el Gobierno español aplique el grueso de las medidas que ha preparado para castigar a las autoridades de Gibraltar por su falta de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el contrabando, aunque dos de ellas, de menor alcance, serán puestas en práctica en los próximos días.
Douglas Hurd almorzó con Javier Solana, fue recibido por el Rey, se reunió con el líder del Partido Popular (PP), José María Aznar, y cenó con empresarios e intelectuales. No logró, en cambio, la entrevista que había solicitado con el presidente, Felipe González. En Presidencia del Gobierno no se le dio cita para manifestar un cierto malhumor por la insolidaridad del Reino Unido en la guerra del fletán con Canadá.Solana y su homólogo británico, Hurd, se llevan bien a pesar de sus divergencias. Por eso el secretario del Foreign Office se dejó al final convencer y ofreció una conferencia de prensa conjunta con su anfitrión.
El huésped británico intentó demostrar que sus presiones sobre el ministro principal de la colonia, Joe Bossano, para que ayude a erradicar los tráficos ilícitos estaban surtiendo efecto. Durante las dos primeras semanas de junio, revelé, la policía gibraltareña ha apresado 64 planeadoras y 43 tripulaciones que, supuestamente, se dedicaban a transportar tabaco o hachís entre Marruecos y la Península. Entre 100 y 200 embarcaciones rápidas, según las estimaciones, se consagran a este tráfico.
"Celebro", escribe Hurd en un artículo publicado ayer en el diario londinense The Times, "las garantías dadas por Bossano el mes pasado de que está considerando introducir [en Gibraltar] una legislación contra el blanqueo de dinero y los réditos de otros delitos". "Le apoyo en su oposición pública al tráfico de droga?. "Ahora la acción debe acompañar las palabras".
Hurd propuso a su anfitrión convocar una tercera reunión tripartita -España, Reino Unido y Gibraltar- para intentar sentar las bases de la cooperación en la lucha contra los tráficos ilícitos. "No estamos muy contentos del resultado de las dos primeras", celebradas en enero y abril, contestó Solana. "Veremos sí las palabras van acompañadas de los hechos", añadió; "hasta ahora han sobrado palabras y han faltado hechos". Aun así, acabó aceptando.
Hasta que se celebre esa tercera reunión, el titular de Exteriores está dispuesto a postergar la puesta en práctica de la mayoría de las sanciones contra el Peñón elaboradas por su ministerio y los de Hacienda e Interior. Dos de ellas, sin embargo, entrarán pronto en vigor, según fuentes diplomáticas españolas.
En los próximos días, la diplomacia española va a denunciar al Reino Unido ante la Comisión Europea por el contrabando que se genera en Gibraltar y el perjuicio que causa a la Hacienda española, estimado en unos 20.000 millones anuales.
El director general de Aduanas del órgano ejecutivo de la Unión Europea, Derek Willmott, visitó la zona de Gibraltar y La Línea el 13 y el 14 de junio. A pesar de ser británico, ha llegado a conclusiones parecidas a las de sus anfitriones españoles. El informe que elabora debería, se confía en Madrid, respaldar las quejas de Asuntos Exteriores en Bruselas.
Quejas por las colas en La Verja
Oralmente, ante su homólogo español, y por escrito, en el rotativo The Times,, el secretario del Foreign Office protestó largo y tendido por la imposición de controles mas rígidos en La Verja desde que, a finales de marzo, entró en vigor el tratado de Schengen entre siete países de la UE, entre los que no figura el Reino Unido."No podemos permanecer de brazos cruzados mientras España crea problemas gratuitos en la frontera de La Línea", escribe Douglas Hurd."Las largas colas en la frontera no son sólo innecesarias, constituyen una afrenta que perjudica las perspectivas de desarrollar una cooperación transfronteriza". "Recurrir al acuerdo de Schengen para jusitificar estos retrasos es absurdo". "Hemos protestado enérgicamente a las autoridades españolas y hemos planteado el asunto ante otros Estados miembros de Schengen y ante Bruselas". "Mantendremos la presión".
Javier Solana negó rotundamente que las autoridades españolas aprovechen el acuerdo, que prevé un reforzamiento de las fronteras externas de los siete países que lo aplican, para entorpecer el tráfico de salida y entrada en la colonia.
Algunas de las medidas que Solana ha aparcado de momento contra Gibraltar, a la espera de que las autoridades del Peñón demuestren su buena voluntad en la lucha contra los tráficos ilícitos, prevén precisamente endurecer aún más los controles policiales y aduaneros en La Verja como ya sucedió a finales del año pasado.
Hurd aseguró ayer que Solana no le había amenazado en ningún momento con adoptar tales sanciones. En el entorno del ministro británico se asegura, no obstante, que, si España opta por castigar a los gibraltareños, el Reino Unido tomará medidas de retorsión.
Solana confirmó además que la policía española no aceptará que los gibraltareños entren en España con un carné de identidad que el Gobierno de la colonia está emitiendo.
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