El dilema de Amedo

LOS EX policías José Amedo y Michel Domínguez han tenido que responder por primera vez a una serie de preguntas sobre el atentado contra el hotel Monbar, el más sangriento de los GAL, en el que resultaron muertos cuatro miembros de ETA. Los tribunales franceses condenaron a los autores materiales , dos hampones contratados para la ocasión, según ellos" por Amedo y Domínguez. Sin embargo, la investigación judicial quedó empantana da tras las primeras diligencias.Con posterioridad, la justicia española ha avanzado mucho en el conocimiento de la trama de los GAL. Primero, con el llamado caso Amedo, sustanciado ante los tribunales, y ahora, con su reapertura y transformación en un sumario mas general sobre las actividades terroristas de los GAL, después de. la decisión de Amedo y Domínguez de contar todo o parte de lo que hasta entonces habían callado. La incógnita es si ambos colaborarán con el juez Garzón en el caso Monbar con la misma intensidad que lo han hecho en el del secuestro de Segundo Marey. De momento han negado cualquier relación con los hechos, y Amedo ha aportado el nombre de un antiguo miembro del Cesid como la persona que- se encontraba tras el atentado. Pero esa persona está muerta.... Habrá que esperar a que el juez Garzón indague sobre la verosimilitud de esa pista para ver si son neutralizados los indicios -testimoniales y documentales- que apuntan a Amedo como. la persona que reclutó y contrató a los que pusieron la bomba.

En todo caso la situación procesal de los ex policías es muy distinta en este caso y en el del secuestro de Marey. En éste, su participación parece haber sido secundaria, lo que les permite presentarse casi como meros testigos accidentales. En el caso del Monbar su participación se habría producido, según la acusación, en calidad de inductores. Como en los atentados a los bares Batzoki y Consolation, en Bayona (Francia), en febrero de 1986, por los que ahora cumplen condena. Sólo que en el atentado contra el hotel Monbar los asesinatos fueron consumados y no frustrados, Amedo y Domínguez se enfrentan, pues, a una imputación mucho más grave que la del secuestro de Marey o la que determinó su actual condena a 108 años de cárcel. Y no puede alegarse que los hechos juzgados en Francia -la condena de los autores materiales del atentado- sean los mismos que se intentan dilucidar en España y que apuntan a sus autores morales.

La gravedad de la imputación no dejará de condicionar la actitud de Amedo y Domínguez ante la justicia. Ambos han declarado que están dispuestos a seguir colaborando con el juez, pero de momento parecen haber elegido la vía de cerrarse en banda. Ello les supone, a corto plazo, el riesgo de, que Garzón decida acabar con su insólita condición de condenados en libertad. Y, a largo plazo, el riesgo de una condena como inductores de cuatro asesinatos. Por eso ahora es cuando podrá ,comprobarse hasta qué punto es sincera su voluntad de colaborar con la justicia.