Ficción y realidad
Una vez más, desgraciadamente, la realidad supera a la ficción y mientras aún se respira la polvareda levantada por el contenido de la película Historias del Kronen, como si de un designio sobrenatural se tratara, mitad fatal casualidad, mitad evidencia, salta a la página de sucesos la noticia del fallecimiento de un joven recogido a la puerta de una discoteca de bakalao con una sobredosis de speed y píldoras RR.Las opiniones vertidas por sociólogos, psicólogos y educadores, sobre este fenómeno, si bien no carecen de sentido, omiten algún matiz. Todos los jóvenes españoles no son como muestra la mencionada película, pero existen en un número importante y preocupante. Se apuntan como causas fundamentales la situación económico-social, la ausencia de referencias, la falta de norte, etcétera, y se pasa por alto el comportamiento de algunos padres; padres pasotas que, además, ejercen, padres del llamado efecto chicle (si yo no lo he tenido, que lo tenga mi hijo), padres ultraconservadoreiscuya única misión es traer el sueldo a casa e imponer su particular concepto de la Moral..., y algún otro modelo que a buen seguro omito. Si intentamos desterrar el ánimo competitivo que hay en esta nuestra sociedad consumista -hay que ser el mejor, el primero, el que tiene más, el más guapo, inteligente, fuerte, etcétera-, y destinamos más al diálogo y el entendimiento sin aderezos esnobs, lograremos minimizar los efectos de esas causas generales que señalan los eruditos; y si no es así, si conseguimos evitar un solo desenlace tan fatal como el de este joven, la cosa habrá merecido la pena.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.