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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ventaja de Berlusconi

SILVIO BERLUSCONI va a conseguir finalmente su propósito de que se convoquen elecciones generales en Italia en el mes de octubre. Entonces se decidirá su futuro político. Ésta es la primera conclusión que puede sacarse de lo! resultados de los referendos del domingo. Un total de 12 consultas pusieron a prueba la paciencia, la perspicacia y el interés de la ciudadanía. En ese sentido, el votante ha pasado el examen con excelentes calificaciones: un 56% del electorado acudió a tan prolijas urnas -un 6% más que el mínímo necesario para dar validez a la consulta-, y en casi todos los casos respondió como quería el polo de la libertad, la coalición que abandera Berlusconi con su aliado posfascista de Alianza Nacional y algunos democristianos.El meollo de la votación lo constituía el derecho de Berlusconi a poseer más de una cadena televisiva -tiene tres en la actualidad-, a interrumpir las películas con anuncios y a que su agencia Publitalia pudiera contratar publicidad para la totalidad de sus cadenas. En todos los casos, Berlusconi ha vencido. Si recordamos que hace unas semanas su coalición había sido claramente derrotada en las elecciones municipales, da la impresión de que el electorado italiano ama la confusión. Pero hay otras razones para que el berlusconismo haya triunfado en este pulso.

La primera es que a los italianos les gusta la television privada estilo Berlusconi. Se sentían aterrados de caer de nuevo en manos de la RAI, la cadena estatal. Éste es un hecho que debe ser consignado no sólo en los estudios sobre las costumbres nacionales italianas, sino que adquiere un carácter no netamente político. Nadie ignoraba que su victoria ayudaría al magnate a forzar elecciones no más allá del próximo otoño.

La segunda, que el bloque antiBerlusconi, formado en tomo a los ex comunistas (PDS) de Massimo d'Alema, apenas hizo campaña a favor del sí -a las supresiones citadas-, puesto que también quiere elecciones después del verano, basándose en su buen resultado de las municipales. No anhelaba que a ellas pudiera presentarse Berlusconi como víctima de unos referendos por los que se le hubiera despojado de sus argumentos empresariales. Ya en las elecciones de marzo de 1994, el jefe de Forza Italia supo presentarse, con notable éxito, como un perseguido por ex comunistas y progresistas de toda laya. El PDS no quería segundas partes.

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Al margen de su victoria en la consulta, Berlusconi deberá desprenderse de al menos una de sus tres cadenas, puesto que ya se había declarado inconstitucíonal la posesión de tres redes televisivas. Pero el sagaz empresario había anunciado de antemano que vendería parte de las mismas, reservándose sólo una minoría de control con un tercio del paquete accionarial. Así, Berlusconi se ve ratificado en su derecho de divertir masivamente a los italianos y, al mismo tiempo, mostrarse generoso renunciando a parte de su imperio.

. El Gobierno tecnocrático que preside Lamberto Dini y que apenas disimuladamente contaba con permanecer en el poder hasta 1996 se ve ahora presionado a dar por terminada su labor de saneamiento económico y aprobación de una nueva ley electoral para convocar a las urnas. Berlusconi se sale con la suya. Pero el que a los electores les guste su televisión no es garantía irrefutable de que también les guste todo lo demás.

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