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Entrevista:

"El uso de la Fuerza de Intervención Rápida sólo puede ser excepcional"

Miguel González

Samuel Pellicer Bergós, 52 años, es el jefe de los 1.400 cascos azules de la Agrupación Galicia, el sexto contingente español enviado a la antigua Yugoslavia. Como sus antecesores, dedica buena parte de sus esfuerzos a mantener un precario equilibrio entre los tres bandos presentes en la zona de Mostar (musulmanes, croatas y serbios). Al otro lado del hilo telefónico, en su cuartel general de Medjugorje, un ruido seco interrumpe la conversación con EL PAÍS. "Ha sido una ráfaga de Kaláshnikov", explica al cabo de unos segundos. "Están de boda".

Pregunta. Tras los bombardeos de la OTAN, la situación se ha deteriorado en toda Bosnia, y también en la zona bajo responsabilidad española.

Respuesta. Eso es cierto, pero no me atrevería a decir que hay una relación causa-efecto entre los bombardeos y el aumento del número de explosiones, que desde luego ha sido ligero. Más bien lo relaciono con los combates en la línea de confrontación entre la Armija [el Ejército de mayoría musulmana] y los serbios. La Armija presiona intentando ganar terreno y los serbios responden. Se trata, no obstante, de enfrentamientos de muy bajo nivel, que no tienen nada que ver con los que se producen en otras zonas de Bosnia.

P. Algunos proyectiles han caido muy cerca del campamento español.R. Hay que tener en cuenta que, desde las posiciones de tiro de los serbios, la trayectoria pasa cerca del destacamento [de los cascos azules españoles] en Mostar este, y cabe la posibilidad de que haya impactos que queden cortos. En algún caso han caído muy próximos. Hubo una explosión justo al lado, en la que resultó herido de muerte un civil. Otros impactos se han producido a 100, 200 o 500 metros. Son proyectiles de calibre muy importante y cuando esto se produce nuestra gente se mete en los refugios. De todas formas, durante las últimas noches la actividad artillera ha sido muy baja. Tenemos que lamentar el incidente del viernes [cuando el soldado Fernando Caldas fue herido por una granada], pero lo considero un hecho fortuito, fruto de la mala suerte.

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P. Alguna explosión más cercana podría tener fatales consecuencias.

R. Naturalmente, si hubiera caído más cerca, los efectos habrían sido mucho peores. Es un riesgo importante que tenemos asumido todos los que estamos aquí. De vez en cuando, atacan la M-17 [la ruta que une la costa con Sarajevo]. El incidente del viernes fue allí. Los serbios nos lo han dicho muy claro: "Sepan ustedes que esa carretera está amenazada". ¿Qué vamos a hacer? No podemos dejar de utilizarla. Es fundamental para la ayuda humanitaria.

P. ¿Qué medidas ha tomado para mejorar la seguridad del contingente?

R. Hemos reforzado los refugios, mejorando su protección, haciéndolos más confortables, metiendo equipos de comunicaciones. También hemos restringido en lo posible los movimientos de vehículos no blindados y hemos suprimido misiones que no son absolutamente necesarias cerca de la línea de confrontación.

P. ¿Ha hablado últimamente con los serbios?

R. No. Y lo siento. Tengo ganas de decirles, entre otras cosas, que creo que una granada suya ha herido a uno de mis soldados y que varias han caído junto a nuestro campamento. Ya sé lo que me van a contestar: que ellos no han sido o no iban contra nosotros.

P. El ministro de Defensa ha anunciado que su contingente se reforzará con morteros y misiles contracarro.

R. Hasta donde sé, el refuerzo se produciría en los términos en que ha dicho el ministro. Se trata de aumentar nuestra potencia de fuego, lo que nos vendrá bien si nos vemos en la necesidad de utilizarla. Sin embargo, estos nuevos medios, si se decide enviarlos, no supondrán un cambio cualitativo en nuestra capacidad, que es de mera autoprotección. No tenemos ni siquiera verdadera capacidad defensiva, como se concibe en términos convencionales, y desde luego excluimos la ofensiva.

P. ¿Qué efectos puede tener sobre el terreno la nueva Fuerza de Intervención Rápida?

R. Sólo conozco esa fuerza por los medios de comunicación, a los que aquí se tiene un acceso limitado. Dadas sus características, evidentemente la utilización de esa fuerza sólo se produciría en circunstancias verdaderamente graves, en las que habría que replantearse nuestra situación aquí, porque se pueden hacer mil conjeturas sobre las repercusiones que su uso tendría para los cascos azules. Estoy seguro de que las condiciones puestas por Naciones Unidas harán que su empleo sea excepcional.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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