"¿'lkusi' qué...?"
La lotería de Elkarri se pone en juego en el País Vasco sin que casi nadie tenga conocimiento de ella
El primer día, campanazo. Un cliente de La Zapatilla, un bar plagado de estudiantes del barrio bilbaíno de Deusto, se llevó, horas después de la puesta a la venta de los boletos de lotería de Elkarri, el premio gordo. "Cinco millones de pesetas por veinte duros", asegura Pedro, el camarero. Ni la buena suerte sirvió" para animar a los clientes a comprar la nueva lotería Ikusi makusi, una expresión en euskera para referirse al juego del veo, veo.
"Se está vendiendo poco a poco", dice el camarero un día después de su aparición; "todavía no es muy conocido". En Bilbao tiene más emoción encontrar un local que venda los boletos que jugar al Ikusi makusi. En la mayoría de los bares y quioscos no tienen ni noticia de la nueva lotería, concedida por el departamento de Interior del Gobierno vasco a Elkarri. "¿Ikus qué ... ?", contestan cuando se so licita un boleto de Ikusi makusi.
Una discreta pegatina anuncia en la puerta de La Zapatilla que el local está autorizado para vender la lotería de Elkarri, pero, detrás de la barra, la publicidad del juego casi no se distingue entre escudos del Athletic, fotos y escarapelas de la tuna de Deusto. El camarero sólo sabe que el Ikusi makusi es "algo así como el rasque y gane" y que en Cataluña también, funciona algo parecido. "Por aquí vino una chica para ofrecernos los boletos y nos dijo que el dinero era para fines benéficos", explica; "y, por cierto, eso de Elkarri ¿qué es?".
La Zapatilla es una isla. En los bares y las tiendas de los alrededores responden con negativas y asombro a la petición de boletos. "No vendemos lotería. Boletos... ¿de qué?". Y en el centro de Bilbao no se ve ni un cartel de propaganda del juego. La distribución comenzó el jueves y aún no ha llegado a los 2.000 puntos de venta que se han comprometido con la empresa promotora. "Bilbao es la zona del País Vasco que, proporcionalmente, menos ha respondido", justifican en Ikusi makusi. Estancos, bares, quioscos, restaurantes, bingos y supermercados son los locales elegidos para cerrar el negocio del juego.
Elkarri espera que sus arcas ingresen anualmente cerca de 50. millones de pesetas gracias a los boletos de lotería. De cada 100 pesetas, Ikusi makusi destina 43 a pagar premios, 20 son para Hacienda, 27 para sufragar los gastos de distribución y publicidad y 10 para los vendedores. Las perspectivas de beneficio no parecen animar a los quiosqueros y a los propietarios de los bares. "Vaya lío, con todo lo que tenemos y, encima, vender boletos", dice el dueño de un quiosco de Deusto. Al final, para Ikusi makusi quedarán siete pesetas limpias por cada boleto vendido.Según reza en el cartón, los beneficios "se destinarán a iniciativas por la paz en el mundo, entre otras a la fundación de la premio nobel de la paz Rigoberta Menchú y Elkarri". Los potenciales clientes rumorean en los bares que "jugarán sólo por ganar".Elkarri hizo el jueves, en San Sebastián, la presentación en sociedad del juego. El lugar elegido fue una casa de cultura, pero el estilo sobre el escenario tuvo más que ver con un concurso televisivo patrocinado por un fabricante de sopas que con un acto cultural. Un grupo de modelos, descalzas y uniformadas con minifalda, posó ante los fotógrafos con boletos de tamaño gigante. El lanzamiento está apoyado por una campaña publicitaria que en los próximos 15 días divulgará el juego a través de Euskal Telebista y TVE.
"Mucha publicidad le tendrán que hacer a esa lotería", dice un cliente habitual de todo tipo de juegos que por primera vez oye hablar de los boletos de Elkarri. "Claro que compraremos, como el cupón de los ciegos", añade.
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