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González y Pujol ratifican su alianza en una larga conversación telefónica

Luis R. Aizpeolea

Gobierno y CiU han rebajado la tensión postelectoral tras la larga entrevista telefónica que mantuvieron anteayer Felipe González y Jordi Pujol. Ambos dirigentes han decidido postergar su encuentro cara a cara hasta que las negociaciones que mantienen delegaciones del PSOE y CiU en los niveles parlamentario y gubernamental avancen. El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue muy expresivo al decir ayer, tras el Consejo de, Ministros, que "no hay razón alguna para que las relaciones no continúen por los mismos derroteros".La conversación entre González y Pujol se centró en cómo reconducir la tensa, situación por la que atraviesan las relaciones entre el Gobierno y CiU. La proximidad de las elecciones catalanas, donde ambas fuerzas compiten y cuyo plazo máximo de celebración es el mes de marzo, los flojos resultados de CiU en las municipales y la voluntad del Gobierno de llevar adelante el proyecto de ley del aborto, con el que discrepa la coalición que preside Pujol, han enrarecido el ambiente entre el Ejecutivo y los nacionalistas catalanes.

González y Pujol mantienen, no obstante, un interés común en continuar la colaboración. Al menos, ante la perspectiva de los seis meses de presidencia española de la UE.

Ayer, Rubalcaba confirmó tanto la colaboración cómo la conversación entre González y Pujol al manifestar la "voluntad explícita, ratificada por ambos, para que el trabajo continúe". Fruto inmediato de la conversación fue la entrevista que en la tarde del jueves mantuvieron Pujol y el ministro de Exteriores, Javier Solana, en la que abordaron temas europeos y asuntos de política interior, dada la confianza que González deposita en Solana.

La cautela del Gobierno, evidenciada ayer por el ministro de la Presidencia, tiene su explicación en las discrepancias que mantienen Ejecutivo y CiU en algunos asuntos y en la simultánea convicción del Gobierno de que Pujol necesita argumentos ante su electorado, sobre todo en el campo autonómico, para defender la continuidad de la alianza.

Precisamente, el objetivo de la negociación que mantienen socialistas y nacionalistas no es tanto cerrar acuerdos como aclarar coincidencias y discrepancias en las transferencias, los proyectos de ley y en la líneas básicas del Presupuesto para 1996 antes de terminar el período de sesiones, que finaliza el 30 de junio.

Las discrepancias las encabeza la ley del aborto y los acuerdos se dibujan en algunas leyes como la del comercio. En las polémicas, leyes de costas y de cable, todo apunta a que los negociadores hallarán un punto intermedio.

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