_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Plástico

Rosa Montero

El otro día vi una foto de Pujol pro bándose un casco de fútbol americano, con su reja por delante de los morros y su dragón dibujado en la cocorota. Por debajo del casco, el inevitable traje oscuro, la corbata, la barriguilla pujoliana habitual. Estaba tremendo. Es curiosa la afición que tienen los políticos a disfrazarse con todo tipo de prendas: sombreros mexicanos, penachos indios. Se colocan el aditamento, se hacen la consabida foto y, hala, a tirar millas electoralistas (he aprendido dos grandes verdades sobre los políticos: una, que carecen de sentido del ridículo, y dos, que viven en una eterna campana electoral). Re cuerdo una foto de González de 1992 con un gorro de punto andino, de esos con orejeras, calado hasta las cejas: una imagen espeluznante que aún forma parte de mis más indescriptibles pesadillas. Y no se trata sólo de ponerse cosas, sino también de hacer. De ejecutar una actividad cualquiera, como plantar un árbol, y retratarse haciéndolo (la foto es siempre parte fundamental del experimento). Se diría que los políticos están ansiosos por demos trarnos que son como el resto de los mortales. Pero no. Hace poco asistí a la inauguración del parque de atracciones Port Aventura. Hacía calor y la gente, vestida informal mente de trapillo, se estaba divirtiendo. Y de repente vi una siniestra masa negra abrirse paso a empujón de guardaespaldas entre la muchedumbre festiva y multicolor. Era la comitiva oficial: Pujol, Gómez Navarro y una horda de señores muy serios. Todos ataviados (traje oscuro, corbata) de enterradores. Así, de esa penosa guisa, se subieron absurdamente a la montaña rusa. Para sacarse la foto. Quieren hacernos creer, en fin, que salen de los coches oficiales y de sus despachos, que pisan la calle y conocen la vida, que son humanos. Pero todos sospecha mos que son de plástico.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_