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Irán e Irak, camino de la reconciliación

Tras años de intensa hostilidad, Irán e Irak han sentado las bases para una reconciliación que permita contrarrestar la política de contención dual propiciada por EE UU. El primer paso hacia lo que podría considerarse una inesperada alianza entre los dos acérrimos enemigos del golfo Pérsico fue dado por Irán, que despachó a Bagdad una delegación de alto nivel a fin de preparar la visita de su ministro de Exteriores, Alí Akbar Velayati, dijeron fuentes iraníes. Esa visita será la primera de un dignatario iraní desde el triunfo de la revolución islámica en 1979. Analistas políticos en la zona pronostican una posterior normalización de relaciones diplomáticas.La delegación iraní, de 11 miembros, presidida por el embajador Alí Khorram, retornó ayer a Teherán con una agenda descrita por los medios oficiales iraníes como "prometedora" para el futuro de los contactos con Bagdad. Los iraquíes, por su parte, enviarán próximamente otra delegación a Teherán, declaró el viceministro iraní de Exteriores, Hussein Sheikholeslam.

Irán e Irak deben solucionar primero la cuestión de millares de prisioneros de guerra capturados durante el conflicto entre 1980 y 1988 . Teherán, además, está exigiendo a Irak que deje de apoyar y financiar al movimiento opositor de los Muyahidin Jalq, que opera desde territorio iraquí en su vieja pero infructuosa campaña de sabotaje para derrocar al Gobierno revolucionario islámico. Según algunos informes que se filtran de Bagdad, los iraquíes parecen haber dado indicios de que su apoyo a los rebeldes ya está en franca disminución. Viajeros procedentes de la capital iraquí señalaron a EL PAÍS que al menos tres representantes de los Muyahidin fueron heridos la semana pasada en una emboscada callejera en Bagdad, donde hasta hace poco gozaban de amplia protección oficial.

El proceso de reconciliación es interpretado como fruto de la política de contención dual, la estrategia norteamericana que persigue aislar y hostigar a Bagdad y Teherán por igual. Irán e Irak son vistos por la Administración del presidente Bill Clinton como la peor amenaza para la estabilidad de la zona y, sobre todo, para la seguridad de Israel. Irak sigue sufriendo los efectos del embargo internacional impuesto tras su catastrófica invasión de Kuwait en 1990. A comienzos de este mes, Estados Unidos Impuso un severo embargo comercial contra Irán a fin de magnificar sus problemas económicos con la esperanza de promover agitación social.

Otro de los factores que han impulsado a Teherán y Bagdad a tratar de forjar una alianza es la preocupación de ambos Gobiernos por el incremento de la fuerza militar norteamericana en el golfo Pérsico. Según medios oficiales militares norteamericanos, Estados Unidos está estudiando la posibilidad de establecer una nueva flota en la zona como parte de su programa a largo plazo en el área. En ese sentido, según explicó hace cinco días el comandante T. McCreary, Estados Unidos podría reorganizar la Quinta Flota, disuelta tras la II Guerra Mundial. Actualmente, Estados Unidos mantiene en el Golfo cerca de 15 barcos, incluyendo un portaaviones, destructores y submarinos.

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