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28 MAYO

El revés electoral del PSOE aviva el debate sobre la necesidad de cambiar el Gobierno

Anabel Díez

, El bofetón electoral del 28-M ha sumido al PSOE en el desconcierto. A juzgar por lo oído en las dos últimas jornadas, de aquí al sábado, día en que se reunirá el Comité Federal, el partido será una olla de grillos en demanda de cambios. Borrón y cuenta nueva, propuso ayer en el Grupo Parlamentario el ex ministro Enrique Múgica. En el Gobierno tienen que estar políticos y no tecnócratas, enfatizó. Sus críticas y las de otros parlamentarios se añadían a las que el día anterior habían hecho Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Alfonso Guerra, Matilde Fernández y Francisco Vázquez. Tras los resultados del domingo, el PSOE debe reflexionar y abordar cambios en profundidad, acabó reconociendo el propio portavoz parlamentario, Joaquín Almunia. Para el presidente del Senado, Juan José Laborda, un cambio de caras en el Ejecutivo no sería suficiente.

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Dos días después de las elecciones municipales y autonómicas, entre los socialistas empieza a calar la magnitud de la derrota. "Una enorme pérdida de poder institucional", repetían ayer en el Congreso.Ex alcaldes, alcaldes con menos concejales que antes, parlamentarios en general y miembros de la ejecutiva han acogido con tristeza el análisis excesivamente optimista, según ellos, que del resultado han hecho la ejecutiva federal y el propio Felipe González. Lejos de ese triunfalismo, unos y otros coincidían en que lo que hay que ponerse a trabajar para aprender de nuevo a hacer oposición.

A tantos alcaldes, secretarios provinciales o cargos orgánicos de las distintas federaciones del PSOE que son parlamentarios poco parece valerles que a nivel global la distancia con el PP se haya acortado. Saben que han perdido casi todas las capitales de provincia y las diputaciones, y que su capacidad de hacer política en los pueblos pequeños y medianos, donde conservan el poder, será sumamente difícil.

Los miembros del grupo parlamentario que intervinieron en la poco concurrida reunión de ayer mostraron su desconcierto por el análisis que la misma noche electoral hizo el secretario general del partido y, al día siguiente, la ejecutiva. El ex ministro Enrique Múgica fue el más claro: "El PP ha conquistado un gran poder institucional y vemos lo bien que lo utiliza cuando lo tiene, como ocurre en Castilla y León".

Según Múgica, no se trata de buscar responsables, sino salidas, y la primera que propone es la de cambiar el Gobierno. Hace falta, dijo, "un Ejecutivo compuesto por políticos", que den respuesta a los problemas de la sociedad, "y no por técnicos o tecnócratas, que pueden ser muy bien secretarios de Estado o subsecretarios".

Su segunda propuesta es superar las diferencias en el partido, lo que él llama tribalismos, y empezar una nueva etapa "haciendo borrón y cuenta nueva". La tercera es "hacer política" conectando "con todo el entramado civil de la izquierda", todos los sectores sociales afines y los sindicatos.

Néstor Padrón, diputado canario perteneciente a la corriente Izquierda Socialista, se unió a la petición de cambios en el Ejecutivo y citó expresamente al vicepresidente Narcís Serra como miembro del Gobierno que debiera ser sustituido. También el diputado asturiano Marcelo Palacios planteó, aunque más matizadamente, la necesidad de relevos.

La ex ministra Matilde Fernández se sumó argumentando que sería erróneo culpar a alguien de la derrota del 28-M, pero que es imprescindible ponerse a trabajar. "Debemos articular un discurso para las clases medias y para los jóvenes, y eso requiere actualizarlo. Hemos recibido un palo impresionante". Antes que nada cree imprescindible "reorganizarse para hacer una buena oposición". La idea de que la distancia con el PP se ha acortado a cuatro puntos resultaba ayer irritante para algunos socialistas. Enrique Múgica, Matilde Fernández, Francisco Vázquez, José Antonio Alonso (ex alcalde de Cartagena), Néstor Padrón, Marcelo Palacios... consideraban que de nada sirve cuando se ha perdido tanto poder.

El secretario de organización, Cipriá Ciscar, intentaba mantener el tipo y se escudaba en el mantenimiento de una base electoral sólida, superior al 30%. Lo mismo que el presidente del grupo parlamentario, Joaquín Almunia, quien inicialmente dijo que no veía sentido a las peticiones de cambio de Gobierno. "No parece que la respuesta a lo que ocurrió en las urnas el domingo tenga que ver con la actuación de uno u otro ministro", alegó.

Sin embargo, poco después Almunia reconocía que "el análisis de los resultados lleva a una reflexión que acabamos de empezar". Ya de cuerdo con los críticos, admitía incluso que la situación no se solventa con la ejecutiva de anteayer tampoco con Comité Federal previsto para el sábado. Habrá, dijo, que seguir reflexionando y responder también a la conveniencia de cambiar caras. Según el titular de Obras Públicas, José Borrell, los ministros no deberían participar en la polémica de un nuevo Gobierno.

Según miembros de la ejecutiva que participaron el lunes en la reunión en La Moncloa- primero con Narcís Serra y luego con Felipe González-, el secretario general es "absolutamente consciente" de la magnitud de la derrota. Esa reunión también fue ayer objeto de controversia al trascender que fue convocada por Serra, y que el presidente del Gobierno sólo se incorporó al final. Estuvieron presentes Serra, Alfredo Pérez Rubalcaba, Juan Manuel Eguiagaray, José Bono, Joan Lerma, Jesús Quijano y Ramón Jáuregui.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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