El homenaje

Allí estaban todos los máximos magnatarios de los países participantes. Primero en una ciudad, luego en otra y luego en otra. Desfilando con sus trajes de gala celebraban el triunfo, la hazaña de ganar en una guerra que nunca debió haber empezado. Quizá con tanta fiesta, parafernalia y aparente dignidad consigan olvidar que ninguno de los países posteriormente vencedores tomaron en serio las promesas de anexión y/o invasión de Hitler, que incluso algunos firmaron pactos con él, que las bombas de Hiroshima y Nagasaki nunca fueron necesarias para persuadir a Japón como entonces se dijo, que el ataque a Pearl Harbour era sabido por la alta comandancia norteamericana dos días antes de que ocurriera, que Berlín fue arrasado casa por casa incluidos los niños que Hitler utilizó como escudo humano en sus últimos días y que el holocausto existió, Creo que nadie debería celebrar ni conmemorar el triunfo en una guerra. -