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La violencia da paso a la tranquilidad en Costa Polvoranca

F. Javier Barroso

F. JAVIER BARROSO La apertura de los bares en la zona de copas Costa Polvoranca, en Alcorcón (144.850 habitantes), tras el cierre y la bronca callejera del viernes, se produjo sin incidentes. En contra de todo lo previsto. Escasos coches, poco público y mucha calma protagonizaron las primeras horas de diversión en una zona que ha vivido su peor semana. La muerte del vecino de Alcorcón Ricardo Rodríguez García en la madrugada del pasado domingo ha traído la mala fama al polígono de copas.

Según avanzaba la noche, llegaban más personas al polígono. Todos coincidían en que cualquier otro sábado estaría a rebosar. Polvoranca ha cambiado. De reunir a 1.500 personas en una sola noche a sufrir las consecuencias de la violencia.Casi todos los bares estaban abiertos. El Donqui y La Puta Calle, implicados en la muerte del joven Ricardo, eran ejemplos de excepción. El tráfico de vehículos también era muy diferente. Los coches daban vueltas y pocos se quedaban. Había algunos incluso que llevaban a la familia en el interior. La curiosidad atraía a algunos. La policía, camuflada, vigilaba discreta.

Los empresarios se encuentran realmente molestos. Afirman que la Costa ha sido maltratada en los últimos días. Según alguno de ellos, la muerte de Ricardo se podría haber producido en cualquier otro lugar. En. esta ocasión, coincidió aquí, en un polígono industrial, el de Urtinsa II, que congrega a unos 60 bares y locales de ocio. Para el presidente de la Asociación de Empresarios de Costa Polvoranca, Miguel Ángel Peregrina, esta zona "es tan grande que no tienen nada que ver el 90% de los locales con tres o cuatro".

La muerte de Ricardo Rodríguez García se produjo a las cuatro de la madrugada del pasado domingo de madrugada. La policía ha detenido a cuatro personas, que han sido acusadas por esta muerte. Según fuentes policiales, no se trata dé homicidio, sino de una riña tumultuaria con resultado de muerte.

El primer detenido por el hecho era José Cristóbal C. M., alias El Mallorquín, de 20 años. El arresto se produjo el miércoles en una pensión del distrito Centro. Al día siguiente, eran detenidos Antonio B. M., El Tato, de 18 años; y Félix Francisco Ch. F., de 18. Los tres viven en Moratalaz. La cuarta detención se producía el jueves. Juan Carlos P. T., de 20 años y vecino de Fuenlabrada, volvía de Madrid. Había ayudado a su hermana. a hacer una mudanza.

Su madre, una psicopedagoga terapeuta, niega que su hijo tenga nada que ver con el delito. "Mi hijo estuvo esa noche en la discoteca Stop Music, de Fuenlabrada, con su novia, su hermáno y más familiares. Nunca ha visitado Alcorcón", comentó a EL PAÍS. Ahora, Juan Carlos se encuentra en la prisión de Valdemoro. La madre explica que en enero de 1993, su hijo se vio envuelto en una pelea con unos skin-heads en un tren de cercanías. El joven estuvo detenido tres días y salió sin fianza. La causa está pendiente de juicio. Entonces, fue fichado. Por otra parte, los disturbios en que terminó la manifestación pacífica el viernes no han sentado bien a la Costa. Cuatro bandas de punkis y antifascistas (Lucha Autónoma, Sur Radical, Grifa y ácratas) destrozaron el viernes el local de los rapados, el Donqui. Además se produjeron tres heridos y cuatro detenidos, que ayer pasaron a disposición judicial. Dos de ellos fue por pillaje en tiendas y los otros dos por agresiones a policías.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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