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Cumbre en Roma entre Murdoch y Berlusconi

Se negocia la venta de Fíninvest

Mientras los dirigentes de la izquierda y la derecha italianas se culpaban ayer mutuamente del fracaso de las negociaciones para evitar los referendos del próximo 11 de junio sobre la reforma del sistema televisivo, Silvio Berlusconi se entrevistaba en Roma con el magnate australiano Rupert Murdoch para tratar sobre la venta de sus tres redes. Sobre esta operación comercial, pesa la incertidumbre que para las empresas de Berlusconi representa una consulta que el Partido Democrático de la Izquierda (PDS) apoyó en parte como un instrumento para lo el aplazamiento de las elecciones generales que Berlusconi y la derecha querían adelantar al próximo junio.

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Hace más de un mes, el PDS declaró que los referendos no eran el medio adecuado para resolver un problema complejo como es la reorganización del sistema televisivo, y ofreció a Berlusconi tratar del tema en el contexto de una negociación política global que abarcaría también la fecha de las elecciones.Berlusconi, que denunció siempre estos referendos como un intento comunista de expropiarle, rechazó de plano la oferta y dijo que la izquierda tenía miedo de perder la baza que ella misma había ideado. Pero el fracaso del centro derecha en las recientes elecciones locales puso en cuestión la estrategia de enfrentamiento duro de líder de Forza Italia e hizo que sus aliados de Alianza Nacional y el Centro Cristiano Democrático le pidieran públicamente que negociara como todo buen político.

Los contactos de la semana pasada surgieron en ese contexto. Aparentemente, la dirección del PDS llegó a un acuerdo con Forza Italia sobre la única propuesta que Berlusconi podía aceptar: que se aplazara la refórma del sistema televisivo mediante una argucia legal capaz de evitar los referendos. Pero Massimo D'Alema, líder del PDS, hubo de dar marcha atrás por la protestas que el compromiso suscitó sobre todo en la Liga Norte, pero también en sus aliados ex democristianos y en su propio partido. Rectificó tan rápidamente que no se llegó a saber si Berlusconi era o no serio en estas negociaciones. Todo los intentos posteriores estaban condenados al fracaso.

Si gana el no, habrá vencido el mito de un Berlusconi provindencial y liberista, tan bueno para Italia como para sus negocios. Aunque eso no impedirá que el líder de Forza Italia tenga que seguir haciendo cuentas con la realidad política ni que el sistema televisivo tenga que ser reorganizado, ya que el Tribunal Constitucional ha establecido, por otra parte, que tres televisiones son demasiadas para un Sólo empresario. Si gana el sí, Berlusconi perderá buena parte de sus empresas y todo su futuro político, pero la izquierda perderá también el objetivo de que se celebren elecciones generales en octubre, porque la salida de Berlusconi de la política daría paso a una profunda reorganización de las incipientes alianzas actuales.

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