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"Los más necesitados son los que más se abstienen"

Álex Grijelmo

La callejuela que conduce a la casa de Joaquín Leguina, en el barrio de Malasaña (Centro), está en obras. Las fachadas y las aceras eran adecentadas el miércoles por unos obreros vestidos con monos amarillos y dotados de una máquina infernal que llevaba el ruido a todos los portales. La conversación se desarrolla al otro lado de la ventana, en el despachito donde Leguina escribe sus novelas. Una estantería entera contiene sólo libro sobre Cuba, el país donde se desarrolla su próximo relato. Se titulará La tierra más hermosa, en recuerdo de la descripción de Cristóbal Colón: "Es la tierra más hermosa que los ojos vieron".Pregunta. Madrid capital es el granero de los votos de la Comunidad de Madrid. Y, sin embargo, aquí es donde su gestión pasa más inadvertida, donde usted menos capacidad de maniobra tiene. ¿Cómo se puede resolver esta paradoja?

Respuesta. Es que Madrid se traga todo. En cuanto a inversiones, está claro que una parte sustancial -en una proporción de cuatro a seis- se ha dedicado a la capital. Cualquier inversión en un sitio pequeño, por reducida que ésta sea, se comenta, se analiza, se conoce; y aquí, en Madrid, no pasa eso. Madrid es muy susceptible a las cuestiones de las que se ocupa la prensa nacional que aquí se edita; y luego, además, aún quedan estructuras de barrio. Por ejemplo, aquí donde vivo. Sin ir más lejos: al entrar, han encontrado ustedes la calle levantada. Esto se le atribuye al Ayuntamiento. Pues no, resulta que lo estamos pagando también la Comunidad y el Ministerio de Obras Públicas.

P. ¡Vaya, vaya!

[Leguina se ríe] ¡El presidente se está arreglando la calle con el dinero de la Comunidad!

R. Así es. A la entrada de la calle hay un cartel donde se han encargado de colocar el oso y el madroño y dondé debajo pone, en pequeñito, el nombre del ministerio y el de la Comunidad. Esto también ocurre en los pueblos, pero aquí mucho más. Es una característica de Madrid.

P. Otra paradoja quizá venga de que usted ha criticado públicamente la política oficial del PSOE y sin embargo, en estas elecciones se prevé que reciba un voto de castigo precisamente por la política general del PSOE.

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R. Una paradoja o una esquizofrenia. Pero el voto de castigo al PSOE más bien engorda a IU. Lo que hay es una abstención de castigo, Y eso me preocupa mucho, porque no va a castigar al PSOE, sino a las clases sociales a las que pertenezcan los abstencionistas. Me ha sorprendido muchísimo una encuesta que me dieron ayer. Desde el punto de vista electoral no me dice nada, pero es la primera en cuesta en que veo claramente clasificada la intención de votar o no votar. Los de clase baja tienen decidido votar en un 42%. Los de clase media, el 62%. Los de clase alta, el 72%. Hay una diferencia tan grande, un gradiente tan claro renta-intención de votar, que me asusta. Pero no como socialista, sino porque aquellos que más necesitan de las instituciones públicas, que son los de abajo, son los que menos decisión tienen a la hora de intervenir en quién gobierna. Me parece una especie de suicidio, como aquello que se cuenta del cuartel: "Para que se fastidie el capitán, no como". Y el capitán no se fastidia. El que te fastidias eres tú. Es una contradicción tremenda, sobre la cual los partidos de izquierda tendrán que reflexionar en el futuro.

P. Una paradoja más: el paro está siendo uno de los temas de debate de esta campaña. Y la Comunidad de Madrid tampoco puede hacer tanto por el paro, ¿no?

R. Contra el paro deben luchar todas las administraciones públicas. Lo que pasa es que la derecha siempre ha pensado que es una cuestión coyuntural, y de oferta y demanda: que si se bajan los salarios y se favorecen los despidos, habrá más empleos; y señalan como ejemplo el de Estados Unidos. Y luego está una parte de la izquierda -aunque falta ahí una reflexión... pero, en fin-, que sostiene que hay que volver al modelo antiguo, contra la reforma laboral, etcétera. Sin entrar en esa discusión, que no viene al caso, lo que está claro es que todas las administraciones debieran tener políticas contra el desempleo. Porque un gran problema no tiene siempre una única solución, sino muchas pequeñas soluciones. Sin olvidar que las grandes decisiones no están ya en el ámbito nacional, sino en el internacional. Pero esto no es lo que se discute en la campaña, lo que se discute es a ver cuántos empleos va a crear cada modelo. Y ahí hemos encontrado una sorpresa, cuando el PP ofrece crear, como éxito de su política, 200.000 empleos. Alguien les ha engañado, o no han cuidado esto. Doscientos mil empleos en cuatro años significa que va a haber más paro. Porque al ritmo actual de creación de empleo se crearían espontáneamente en Madrid 570.000 empleos. Si crean sólo 200.000, lo que van a crear son más parados. Ahí el PP ha patinado, y supongo que esto desaparecerá de su programa en estos días.

P. Más paradojas: usted ha criticado las actitudes en el PSOE ante los sucesivos escándalos. Pero ¿no ha mostrado usted cierta pasividad ante los casos del director general de Empleo o Atocha?

R. Reaccionar no quiere decir tomar decisiones apresuradas, sobre todo cuando hay personas -y su prestigio personal- en juego. En ese asunto de Ibercoop, efectivamente, hay una serie de proyectos que llevaban estas cooperativas que, a lo que se ve, eran sólo para sacar subvenciones, con poca intención de llevarlos a cabo. A mí me daba mucha tranquilidad el acuerdo con los sindicatos y la patronal, según el cual las subenciones para crear empleo -lo que está dentro del pacto por la industria- iban a ser revisadas por ocho ojos, que ven más que dos. Y los ocho ojos son dos de UGT, dos de Comisiones, dos de CEIM y los dos de la Comunidad. Esa tranquilidad tenía, hasta que se presentó el problema y se vio que algunas cosas no estaban bien hechas.

P. Pero desde que se produce el primer informe del Tribunal de Cuentas hasta que se produce la dimisión de Juan Navarro transcurren unos cuantos meses.

R. Se hizo una comisión de investigación. Y hasta que no se terminó la comisión de investigación -mejor dicho, hasta que no dimitió el director general- yo no hice nada, como creo que era mi obigación.

P. ¿La ley que impide abrir a los híper todos los domingos es para usted provisional o definitiva?

R. Es una ley pactada con los afectados muy directamente, con los pequeños comerciantes. Nos vimos obligados a hacerla. Era una competencia del Gobierno, que pasó esta patata caliente a las comunidades autónomas. En Madrid hay más de 80.000 pequeños comerciantes, y ellos consideraban que éste era un asunto de vida o muerte para ellos. Yo creo que tiene menos importancia de la que ellos le dan, pero tiene importancia. Es una ley legalmente provisional, porque tiene que haber una ley de comercio a escala nacional.

P. ¿Legalmente provisional?

R. Sí, porque está amenazada por una ley nacional, y en cuanto la haya habrá que rehacerla.

P. ¿Pero es una medida que tendrá efecto para dar tiempo al pequeño comercio a modernizarse, a reaccionar ante los híper?

R. Ésta es una medida que intenta paliar el efecto, a veces demoledor, de esa competencia en el pequeño comercio. Pero lo que realmente va a sacar al pequeño comercio de la situación actual es un acuerdo serio, político, hecho desde él Ministerio de Comercio y las comunidades autónomas, para ayudar a la modernización, renovación del pequeño comercio..., a las posibilidades de jubilación del pequeño comerciante. Yo creo que eso es urgente. Nosotros hemos presentado un plan marco al hilo del cual vendrán estas ayudas.

P. No se ha hecho público ese plan.

R. Quizá para evitar el ser calificados de electoralistas. Pero está en la cartera del ministro de Comercio. Yo le doy mucha importancia a ese plan desde el punto de vista de las propias ciudades. Ahora se está emprendiendo la rehabilitación del centro -a iniciativa de la Comunidad, no del Ayuntamiento-, y éste es un elemento fundamental: los escaparates de las pequenas tiendas son los escaparates de la ciudad. En esta calle lo podemos ver: aquí está toda la tipología de los comercios: uno moderno -incluidos los bares-, otro obsoleto, incluso se mantiene, un comercio ligado a la industria, hay una tahona.

P. También es paradójico que usted sea un renovador en el PSOE y que no se haya renovado su lista electoral.

R. La lista se ha renovado bastante. La edad media ha bajado sensiblemente, considerando los puestos de previsible elec ción, los 40 primeros. Y han entrado más mujeres... Si fuera todo el PSOE a este ritmo, no estaría nada mal.

P. De todas formas, no se ha producido seguramente la renovación que usted esperaba.

R. Yo en las listas apenas he intervenido. Se me dijo que pusiera a dos personas, las que quisiera, y eso hice. Pero nada más.

P. ¿Madrid se merece los candidatos que tiene?

R. ¿Madrid capital?

P. Madrid capital y Madrid comunidad.

R. A mí el editorial de EL

PAÍS sobre este tema me pareció mal. Primero, porque descalificar a personas es siempre muy duro. Y luego, la coda final me pareció una llamada a la abstención. Lo que Madrid no se merece es el gobierno municipal que ha tenido en los últimos cuatro años. No es que sean de derechas, que lo son -más que Recaredo-... sino que lo que me saca de mis casillas es que se trata de una derecha sin rumbo. Yo he vivido en Santander, y allí hay un gobierno municipal de derecha; pero ha decidido hacer cosas. Por ejemplo, ha decidido que en el verano Santander no podía soportar más la liberalidad frente al automóvil; y ahora hay una disciplina. Aquí no han decidido nada. Han hecho seis túneles, han acabado una serie de obras, y se han dedicado a mover el rabo sin más. No ha habido unas políticas claras.

P. La mayoría de los candidatos apenas tienen peso en sus propios partidos.

R. Lo importante es el crédito que tengan entre sus vecinos.

P. Hace seis años, usted llamó "criatura" a Alberto Ruiz Gallardón. ¿Ha crecido ya?

R. Supongo que sigue midiendo lo mismo. Ha cambiado su look

[aspecto], su look ideológico, no sé si por mor de las necesidades electorales o porque ha cambiado él. Eso no lo puedo saber. No sé si lo sabe él siquiera. Ahora, sigue teniendo una inexperiencia notable. Alberto Ruiz Gallardón hizo una carrera, unas oposiciones a fiscal, eso está muy bien, luego abrió un bufete, entró en política inmediatamente, pero jamás ha sido concejal de un gobierno municipal, tiene nula experiencia de gobierno. Por tanto, sigue teniendo la misma experiencia que tenía hace seis años: ninguna.

P. ¿Sería vicepresidente de un Gobierno presidido por IU?

R. No lo sé, no veo a Anguita en la presidencia del Gobierno

[bromea]. Todavía.

P. En Madrid.

R. A mí no se me cae ningún anillo por nada. Pero es improbable que eso ocurra.

P. IU pone como condición para gobernar con ustedes que los socialistas de Madrid se desmarquen del "felipismo".

R. Yo, como de banderas entiendo poco y me preocupo más de las razones que de las palabras -como dice Platón que dijo Sócrates-, me interesan más las razones. ¿No dicen que programa, programa, programa? Pues el primero de esos programas, el del PSOE; el segundo programa, el de IU. Y el tercero, el programa de gobierno que se pueda hacer con la síntesis de los dos. Y, ya puestos a rizar el rizo, eso es tesis-antítesis-síntesis, del viejo Hegel, que también le gustará a Anguita.

P. Si pierde, abandonará la Asamblea. ¿A quién dejará como sucesor?

R. No tengo ningún hábito de escribir testamentos. Hay personas valiosísimas ahí.

P. ¿Cree que sí hay sucesores en sus propias filas, o pasa como con Felipe González?

R. No creo que eso pase con Felipe González. El PSOE es algo más que unos nombres, por muy relevantes que sean.

P. Ángel Pérez, el candidato de IU, se muestra firmemente contrario a los cañones de nieve artificial que se han instalado este año en la sierra.

R. Costó bastante convencer de que ello era positivo a aquellos que se preocupan -y con razón- por el medio natural. Y yo creo que los tenemos ya convencidos, y hay muchos miles de madrileños que han usado eso...

P. Pues el año inaugural no ha sido muy brillante, porque hubo nieve muy pocos días.

R. Es que no se puede poner nieve artificial en Marbella en verano. Ni en Madrid si hace calor. Pero es una inversión muy útil. Hay muchísimos miles de madrileños a quienes les gusta esquiar y jugar con la nieve.

P. Uno de los problemas de Madrid, y en el que tiene plena competencia usted, es el de la falta de plazas en las residencias de ancianos. Hace dos años anunció un plan de cesión de suelo público para que las gestione la iniciativa privada. ¿Qué ocurrió con eso?

R. Estamos en ello. Lo. llevamos en el programa. Ya hemos iniciado ese proyecto, que yo creo que va a ir bien. Se sabe perfectamente cuáles van a ser las, necesidades de residencias. Van a ir convirtiéndose, espero, en residencias de asistidos. Estamos hablando de la tercera edad, pero es que hay una cuarta edad. Y va creciendo, porque crece la esperanza de vida. Y habrá una cuarta edad en la que una parte de la vida de las personas debe ser asistida. Las residencias debieran ser para estas personas. Un trabajo serio de asistencia a la tercera edad pasaría por los propios domicilios, puesto que las familias ya no soportan como antes sostener a sus mayores sólo con el trabajo familiar. Así que hay una fase, larga, de asistencia domiciliaria -que ya se ha iniciado-, y luego, en cuanto a residencias, dado que esta política "felipista" nefasta há hecho que casi todos los ancianos tengan una pensión, ¿verdad?, esta política tan de derechas, será bastante sencillo el siguiente esquema: suelo público y construcción pública o semipública, y gestión privada, pagada proporcionalmente según las rentas que perciben los ancianos, de modo que la Comunidad pondría una parte y el pensionista otra. Para ello es necesario que las residencias sean pequeñas. El modelo que soportamos es de residencias enormes, cuya gestión salé muy cara. Este modelo mixto dará buenos resultados. Hay que crear 10.000 plazas en estos años.

P. ¿Cuántas residencias de ancianos se han construido en su mandato?,

R. En los úliimos cuatro años, seis residencias nuevas y dos renovadas totalmente, con 557 plazas. En los últimos ocho, 12 residencias en total, con 1.350 plazas. La caja de ahorros

[Cajamadrid] debe ayudar mucho en esto. Es curioso, ¿no?, cuando se habla del espíritu del capitalismo. Resulta que la mejor empresa financiera del país no tiene dueños. Y tiene una obligación, su fondo social. Éste es el tipo de cosas, además, que le vienen bien a una caja de ahorros: una inversión que no debe gestionar directamente, como una residencia de ancianos. Mantiene la propiedad, que le viene muy bien para su inmovilizado frente a los porcentajes que le exige el Banco de España.

P. ¿Funciona bien Cajamadrid?

R. La Comunidad de Madrid tiene algunas competencias sobre las decisiones importantes de Cajamadrid, que han de ser aprobadas por el órgano de control máximo que tiene, que es la Comunidad de Madrid. Nunca he tenido problemas con la actual dirección de Cajamadrid. Han tomado decisiones y algunas parecían arriesgadas. Pero, en general, la verdad es que la gestión ha sido muy buena. Y la no politización, en el sentido partidista, me parece un acierto.

P. Si ahora viniera UGT hablándole de que quiere constituir una cooperativa de viviendas y que necesita suelo, ¿qué haría?

R. Pues ayudar en lo que pudiera.

P. ¿Corrigiendo algo?

R. Les exigiría que cada cooperativa tuviera una gestión independiente y que se. olvidaran de los holdings, que se olvidaran de las palabras inglesas en general.

P. ¿Se ha llevado dinero Carlos Sotos en PSV?

R. Yo creo que no. Ahora, la gestión... En fin, en su momento se lo expliqué bastante claramente a quien tenía que explicárselo... Las operaciones de bola de nieve, en la vida y en la economía, suelen acabar aprisionando a quienes las ponen en marcha.

P. El domingo, habrá 360.000 nuevos electores jóvenes. ¿Qué espera de ellos?

R. En general, en su expresión electoral no hay tanta diferencia, según los expertos, entre lo que votan los más jóvenes y lo que votan los mayores. Ahora, la juventud, al menos en sus expresiones más llamativas, es de una gran nobleza. Por ejemplo su espíritu de cooperación con el 0,7%, su preocupación por el medio ambiente, su rechazo a la violencia, su pensamiento pacifista... Y todo eso que ellos defienden es lo que ha defendido siempre, históricamente, la izquierda, el socialismo. Es más: creo que eso está en la genética misma del socialismo.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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